Jungkook pasó toda su vida ignorando su destino, sin importarle no tener un omega; hasta que conoce a Yoongi, y jura que es su predestinado, pero el omega resulta ser el novio de su antiguo mejor amigo...
-Si tu eres mi luna, yo seré tus estrellas...
Jungkook estaba sentado en su oficina cuando dio la hora del almuerzo. Estaba guardando sus cosas y buscando sus llaves cuando la puerta se abrió y apareció Jimin con una sonrisa de oreja a oreja.
–¿Vamos a almorzar?– Preguntó Park.
–Voy a salir– Respondió Jeon, haciendo que sus sonrisa se borre. –Mañana–
–Vale– Suspiró el castaño. –¿Tienes novio?–
–¿Te picó el insecto preguntón?– Soltó poniéndose de pie. –Y no voy a acceder a comer contigo cuando se nota a leguas que es para juntarme con Taehyung–
Jimin frunció el ceño al verlo palmear su hombro y salir de su oficina, dejándolo solo con la puerta abierta.
–¡Madura, Jeon!– Gritó haciendo que el mencionado alce su mano a modo de despedida.
Chasqueó la lengua pero una picazón en su nariz lo hizo estornudar y salir de la oficina poco después que el azabache.
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Yoongi sonrió sentado en la mesa del restaurante cuando Jungkook se acercó a él y se sentó a su lado con una sonrisa suave.
–¿No vas a darme un beso?– Preguntó el omega.
Jungkook amplió su sonrisa y tomó sus mejillas pálidas para juntar sus labios en un lento y superficial beso.
–Me alegra verte– Susurró Jungkook.
–Lo mismo digo– Murmuró sobre sus labios.
Ambos se separaron cuando la mesera se acercó, dejando el menú en la mesa y sirviéndoles dos vasos de agua fresca.
–Cierto que veníamos a comer– Dijo Jungkook haciendo reír al menor que se ahogó con el vaso de agua.
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