𝓟𝓡𝓔𝓨

1.2K 78 52
                                    

Corría tan rápido como podía, el aire frío de la noche congelaba sus pulmones desde la nariz, después siendo expulsado como cálido aliento visible, un ciclo apresurado por su irregular respiración debido al esfuerzo físico.

Aun si su corazón palpitaba de manera dolorosa en su pecho y su hombro punzara no se detendría, tenía que seguir si quería huir de aquella horrible bestia que lo perseguía con rabia, tentado por la sangre que caía desde su hombro y provocaba que la ropa se pegara a su cuerpo. No era la primera vez que corría con esa desesperación y eso lo aterraba más porque en ninguna ocasión anterior había logrado ser ganador.

Corriendo como una presa huye de su depredador.

¿Es que acaso toda su vida se resumiría en ello? ¿En correr en vano como si se tratara de un vil juego cruel? Terminar herido y con el corazón roto por el fracaso.

Si le preguntaran: ¿Cómo llegó a esta situación?

El respondería: Corriendo.

┏━━━✦❘༻༺❘✦━━━┓

Lo recuerda con un detalle y nitidez digno de película, la primera vez que huyó, la primera vez que tuvo que correr para evitar ser atrapado en orden de mantener su integridad física intacta, ¿pero que tal lejos podrían haber llegado sus cortas piernas de infante junto a las de un adulto? En esa ocasión su padre había logrado intervenir a tiempo y prevenir lo peor pero eso no lo salvo de estar internado en San Mungo un mes.

Recuerda jugar como un niño en los enorme jardines de su mansión, era feliz en su pequeño juego de pelota hasta que esta se rodó a lo más lejos del jardín, al trata de ir por ella se encontró con una silueta alta y corpulenta escondida entre los altos arbustos. Aquella silueta lo vio y sonrió de un modo que aún aparece en sus pesadillas, se agachó solo para tomar su juguete y ofrecérselo. Estuvo apuntó de tomarlo cuando noto la varita del otro fuera, suficiente para su mente joven.

Dio la vuelta y pego carrera, llamando a gritos al único adulto en el que confiaba pero no duró mucho, fue la primera vez de muchas en donde correr no le salvaba de nada. Al menos en aquella ocasión su padre llegó y lo levantó con gentileza, lo consoló y cuido hasta que estuvo mejor, él resto...no.

El resto se quedó en el frío suelo, sin expresión y solo esperando a recuperar suficiente fuerza para arrastrar su peso a un lugar menos expuesto, aún con el entumecimiento de sus músculos se obligó a moverse, ser el blanco de diferentes hechizos de tortura sin cortes más el cansancio dejaron su cuerpo en deprobables condiciones, porque su padre podrá amarlo pero su madre...lo odiaba, lo detestaba. Disconforme con su propia vida, tomó la decisión de torturarlo para calmarse, como si quisiera ver a alguien en peor situación que ella para sentirse mejor.

Era como un juego sádico para ella, primero anunciar su presencia cercana con picantes feromonas que quemaban su nariz, hacerlo escuchar el eco de sus pasos por los fríos pisos de mármol cada vez más cerca y terminar con su voz en un suave murmullo "te encontré" , un juego de escondidas que siempre perdía, ella amaba verlo correr como último recurso, y esa vez en el patio con aquella silueta misteriosa tenía su firma, esa mujer adoraba torturarlo a espaldas de su padre, aprovechando que este trabajaba todo el día y era difícil que se diera cuenta, aunque el patriarca no veía extraño el nulo cariño entre su esposa eh hijo debido a la poca sanidad de la omega, una alarma si sono en su cabeza cuando al llegar a casa, el pequeño Lucius prácticamente se escondía detrás de él y temblaba con solo sentir el aroma de su madre.

De pequeño llegó a preguntarse porque su padre no hizo nada, siendo que el era un gran alfa de negocios, años después logró saber que estaba igualmente atado de manos, su matrimonio apena había salvado los negocios familiares tras una estafa, divorciarse de ella significaría perder todo y su hijo incluido por las estúpidas leyes magicas que ordenaban que los omegas debían tener la custodia de sus cachorros, aún si eran incapaces de ser padres y madres, los elfos de la mansión temían el temperamento tan visceral de la señora y sólo podían consolar al pequeño amito después de cada desplante violento y cruel, lo cuidaban y curaban, estaría agradecido siempre por aquellos elfos que habían hecho el intento de esconderlo de su madre. Pero esa cínica mujer, en cuanto veía que el pequeño desarrollaba algo de cariño por algún miembro de la servidumbre, se deshacía de él por cualquier método.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 20, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝓓𝓮𝓪𝓭𝓵𝔂 𝓑𝓲𝓽𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora