I: Tili-Tili-Boon

6 0 0
                                    

Apartó la vista del espejo que lo reflejaba tan puramente que era incapaz de mirarse por un segundo más, suspiró cansado y cepilló sus dientes con apatía manteniendo su vista gacha en todo momento.

Había algo en ese espejo que lo hacía temblar, todo era normal en cuanto a su físico; sus rizos, ojos verdes, labios gruesos, ojeras notables e incontables granos en su pálido rostro; pero en el momento en el que una mirada profunda se posaba en el objeto su estado decaía notablemente.
Era como si le arrebataran los pocos ánimos con los que despertaba cada día y eso lo hacía temer todos los días a mirarse ahí.

Acabó de cepillar sus dientes y lavó su cara con cuidado de no hacerse daño, su madre gritó desde el primer piso.

Bajó rápidamente las escaleras con su mochila en mano y se sentó a desayunar no sin antes saludar a su madre con un descuidado beso en la mejilla llena de rubor, Celia se apartó.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que no te me acerques cuando ya estoy maquillada, Harry?- le regañó enojada.

Nunca le había dicho eso.

-Perdón- murmuró apenado y siguió comiendo el pan más consistente que sus dientes hayan masticado.

Celia muchas veces tenía cambios de humor repentinos que el rizado tenía que lidiar, tenía que disculparse por cosas pequeñas que provocaban algún tipo de reacción negativa en la mujer o simplemente aguantar los golpes que ella le daba si algo estaba mal en su trabajo o si simplemente tenía un mal día, es algo a lo que Harry se ha acostumbrado después de tanto tiempo.

Como era de esperarse, su madre se levantó de la insoportable silla que crujía con un pequeño toque para dirigirse a la puerta, saliendo por ella de un portazo.

Harry se levantó inmediatamente para seguirla, cuando abrió la puerta el auto ya estaba arrancando.

No recordaba cuántas veces le había hecho eso y no quería hacerlo, pronto se iría y todo sería mejor con su padre.

Dejó caer su cabeza hacia atrás y tomó su mochila fuertemente para evitar que las lágrimas salieran, probablemente sus ojos ya tenían un tono rojizo.

Caminó rápidamente con su mochila sobre un solo hombro, el otro le dolia, tal vez durmió en una mala posición.

Siguió su caminó intentando ignorar el zumbido ensordecedor y molesto que aumentaba cada vez más su volumen a medida que sus pasos avanzaban, sacó sus audífonos del bolsillo de su mochila, le dió reproducir a paranoid de Black Sabbath.

La canción lo hacía perderse en su mente, creando en ella escenarios ficticios y fantaseosos con la melodía de fondo.

Contaba sus pasos con la esperanza de poder distraerse un poco para que ese ruido dejara de atormentar su mente. Su cuerpo se tambaleó un poco, una risa suave que resonó en su cabeza, la misma que hizo escuchar el fuerte sonido de la música y el chillido mucho más bajo, hizo que sus sentidos se activaran y su cuerpo temblara, se quedó quieto intentando alzar su vista o abrir su boca, no podía ni siquiera mover un dedo.

Un fuerte aire hizo que sus rizos taparan sus ojos, podía sentir su cuerpo helando a medida que el viento incrementaba con rapidez, se estremeció cuando sintió el viento más fuerte en una de sus mejillas.

Su respiración era entrecortada en el momento en el cual una mano helada se posó sobre su hombro dando un pequeño apretón, podía sentir los nervios aumentar, su cuerpo reaccionó y retrocedió con terror, intentando que su mente sea lúcida de nuevo.

El aire salía deprisa de su cuerpo, como si intentara huir de algo que permanecía dentro del cuerpo del rizado, sus iris se enfocaron rápidamente en el sujeto frente a él cuando su mente dejó de ver todo blanco.

Mirror, do you hear me? [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora