El clima era frío, no lo suficiente para que me congelara o me obligara a usar uno de esos horrorosos abrigos tejidos, pero si era lo suficiente fresco para que mis orejas se sintieran frías, el sol se encontraba oculto entre esas enormes nubes oscuras, advirtiendo una tormenta, el mojarme no me importaba en ese instante al parecer, pues no llevaba paraguas.Al caminar descalza no sentía esa fea sensación de tener arena en los dedos de los pies que tanto odio, si no que se sentía suave el pisar, sin molestias ni incomodidades, como si yo no estuviera caminado en la orilla de la playa con un vestido floreado veraniego.
A lo lejos logre ver que las olas poco a poco comenzaban a crecer y a acercarse anunciando que no tardaría en comenzar la tormenta, se estrellaban violentamente y producían mucha espuma, pero yo no sentí miedo, a pesar de estar tan cerca que el agua casi toca mis pies, esos pies sin arena, cuando el agua se acercaba yo retrocedía un poco temiendo, muy en el fondo, que si el agua me llegase a tocar, la arena pudiera pegarse a mi y nunca me dejase libre otra vez.
A pesar del clima tan salvaje que amenazaba con volverse peor con forme pasaban los minutos yo me sentía en calma, no sentía la necesidad de regresar a mi campamento a resguardarme de la tormenta, todo lo contrario, sentía que yo debía estar aquí, presenciando el como comienza. Entre las olas miré como unos enormes bultos blancos con manchas negras comenzaban a saltar queriendo atravesar las olas para volver a mar abierto, al enfocar más mi perdida mirada logré distinguirlas, eran esas majestuosas criaturas que yo tanto adoro, orcas.
Observé como trataban de cruzar esas enormes olas que solo las regresaban a la orilla, desesperadas por pasar ese gran obstáculo, al verlas no podía evitar verme a mi misma, poco a poco, dentro de esa calma que yo sentía, la desesperación comenzó a crecer más y más, como un enorme girasol que quiere acariciar al sol con sus suaves y largos pétalos.
No sabía que hacer me encontraba en shock, quería ayudarlas, hacer algo por ellas y por mi, pero no podía. Simplemente me quedé quieta en la arena sintiendo esos pequeños cristales en mis pies comenzando a sentir todo mi alrededor, de pronto no eran las orcas las que querían brincar ese enorme muro de olas, si no que ahora era yo. Sintiendo todo mi alrededor, la desesperación mía y la de esas hermosas criaturas apoderándose de mi, frente a mi las olas crecían más y más amenazando con tronar frente a mi y azotar me en la arena, estoy inmóvil sin poder si quiera respirar, esperando mi destino ya escrito con la frente en alto, llena de miedo pero es lo necesario.
La ola se estrella contra mi, abro mis ojos con precaución nada a pasado, la ola resultó ser mucho más pequeña de lo que imaginaba, todo el problema lo había hecho más grande en mi cabeza, miro a mi alrededor y ya no hay nadie pero esta bien.
La soledad se siente bien.
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~♤en la orilla del mar♤~
FantasíaEsta bien sentirse ansioso. No hay porqué cargar con algo que no es tuyo. La soledad no tiene por qué ser mala.