Las luces tenuemente amarillas que adornaban las calles desoladas por las que pasaba, bañaban el tumulto de casas encaramadas con tonos ambarinos y la sombra de Porchay corría a pasos agigantados junto a él, el ruido sobre el asfalto era lo único que escuchaba hasta que llegó cuesta abajo, siendo la música y luces neon las que atrajeron sus sentidos hasta un pequeño bar.
-¡Maldita sea!- resonó en aquel callejón la voz entrecortada de Chay. Si hubiera sabido cómo terminarían las cosas, tal vez hubiese preferido quedarse en casa y terminar sus deberes. Cualquier cosa sería mejor que esto.
Chay ni siquiera lo pensó dos veces antes de adentrarse en el establecimiento. Después de todo, no es como si tuviese una mejor idea en estos momentos, y si era honesto, tal vez beber algo le ayudaría a tranquilizarse un poco.
Había un ambiente bastante bullicioso, cosa que tratándose de un bar en fin de semana, no era para menos.
Se acercó a la barra sin prestar especial atención a nada, al parecer había música en vivo y esa era la razón del comportamiento alocado de la mayoría de personas.
Fue cuestión de minutos para pedir su segunda cerveza, después de todo no creía ser encontrado por la policía en un lugar como éste, es más, ni siquiera sabía si realmente lo buscarían, la policía era una mierda y sinceramente eso lo tranquilizaba.
—¿Estás solo?— preguntó un chico con cabellera un poco larga y oscura. Acercándose de forma relajada a Porchay.
—a menos de que haya alguien invisible a mi derecha, creo que sí— dijo con frialdad e indiferencia, para luego tomar otro trago de su cerveza y contiuar —es obvio que sí.
—tu sentido del humor es pésimo— dictaminó el de cabello largo, mientras se sentaba en el lugar libre junto al contrario, —¿Te lo han dicho?
—por lo general me importa una mierda lo que me dicen— concluyó Porchay, tratando de probar hasta donde llegaría el contrario.
A lo que el de cabellos oscuros presto mucha atención, pero antes de responder con una seña pidió dos cervezas más y su vista volvió a recaer sobre el contrario, —bueno, entonces tenemos algo en común— mencionó mientras ofrecía otra cerveza al chico y tomaba unos cuantos tragos de la suya.
—¿Hay que celebrar por eso?— preguntó sarcásticamente Porchay.
—¿Quieres celebrar por eso?— comentó el contrario con una sonrisa coqueta que a Porchay le parecía interesante. —no te había visto antes por aquí...— soltó el pelinegro mientras tomaba de su cerveza.
—no soy de aquí.
—podríamos aprovechar eso.
Fue cuestión de segundos para llegar al baño del bar, las manos de Porchay eran un tanto torpes pero firmes en sus movimientos, sus manos buscaban arrancar el pantalón del extraño con el que había estado teniendo un intento de plática muy pobre, mientras que el contrario se dedicaba a besar de manera agresiva el área tan débil que era el cuello para Porchay, estaban siendo inundados por sus propios sonidos, con desesperación tratando de quitarse la ropa el uno al otro sin querer detenerse a respirar, los besos se convertían en mordidas, y las mordidas en la distracción más sexy que había tenido Porchay.
Cuando el de cabello castaño comenzó a bajar hasta llegar al pantalón del contrario el forcejeo de la puerta había logrado interrumpirlos, y un tanto preocupados trataron de acomodar su ropa lo más rápido posible, pero fue en el momento en el que trataban de normalizar sus respiraciones que la puerta fue tirada de manera abrupta, haciendo que Porchay cayera en cuenta de lo que estaba pasando, la policía.
Él sabía que no podía hacer nada, sabían que era él, lo habían visto antes... Y en ese momento era inútil intentar escapar, así que los oficiales se dedicaron a hacer sus típicos comentarios rutinarios y en menos tiempo de esperado se encontraba en una patrulla yendo directamente a la celda más incómoda que podría existir en una comisaría de pueblo como en la que se encontraría a continuación.
Todo el lugar estaba pintado de un rosa pálido, habían luces blancas que hacían más predominantes las sombras y pequeñas lámparas de luz amarilla en el escritorio de cada oficial. Las personas pasaban a lo largo y ancho de todo el espacio, había una familia llorando, un hombre maldiciendo y un montón de oficiales que trataban de hacer algo al respecto, a él solamente lo encaminaban a la celda en la que pasaría la maldita noche congelandose, para hacer que su hermano mayor llegará por él.
—capitán, este es el chico.
—está bien, nos encargaremos de él mañana temprano.
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OUR SECRET - [KimPorchay]
FanfictionHistoria donde Porchay tiene secretos que guardar, puede que Kim sea uno de ellos.