Lillian Hopper, una chica introvertida que se había ganado el corazón de los más interesantes habitantes de Hawkins.
Desde que se mudo a aquel pueblucho cuatro años atrás, había sido la mejor amiga de Steve Harrington, el Rey de toda la escuela. Los...
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ℙasaba la brocha lentamente por las suevas mejillas de Once dejando ligeros toques de rubor. Algo de color en su cara no vendría mal, y con el maquillaje de la chica Wheleer que pudimos conseguir, intente que el rostro de la chica resaltara.
- ¿No tienes esto?- la chica tocó mis mejillas con su dedo.
- Hoy no, pero suelo ponérmelo- le sonreí para seguir con mi trabajo.
Mientras daba algunas últimas pinceladas, pude ver que la castaña seguía con atención la pulsera con la que antes jugaba en el sótano. Aquellos pequeños dijes, llamaban su atención de una manera extraña, así que me atreví a preguntar.
- ¿Te gusta?
- Mm...- Once apretó los labios mientras asentía mirándome a los ojos- Nunca he tenido.
- Pues quédate con esta- intenté atinar para abrir el cierre de esta- dame tu mano.
Su brazo se levantó hasta apoyarse en mis piernas, donde con cuidado, coloqué la que era mi pulsera. Pese a que le quedaba algo grande, no resbalaba de su mano, así que no se caería.
- Ahora es tuya- enlace nuestros dedos.
- Para recordar- me señaló, y yo tan solo pude mirarla enternecida- Gracias, Lily.
- ¿Habéis acabado ya o queréis que os demos más tiempo para cotillear?- entró a la habitación Lucas.
- Cuidado con tu tono enano- lo señalo con el dedo- he terminado mi trabajo.
Tras decir aquello, la otra chica presente se levantó y salió de mi espalda, dejando a los chicos con la boca abierta. Pero fue la de Mike la que más llamó mi atención.
- Estás muy guapa- el chico salió de su ensoñamiento cuando vio a Ce pasar hasta el frente de un espejo.
- Muy...Guapa- ella tan solo atinaba a admirar su reflejo.
- Esta bien- llame la atención de todos- Debemos irnos, así que montaros en el coche antes de que nadie nos vea.
La suerte no estaba de mi parte hoy. Nunca más bien dicho. Llevaba dando vueltas por el aparcamiento del instituto unos minutos sin encontrar ningún sitio donde dejar mi coche. Al haber pasado ya la mitad del horario lectivo todo estaba abarrotado.
- Lo siento chicos, pero creo que a partir de ahora tendréis que ir sin mí- mire por el retrovisor a todos.
-Esta bien, de toda maneras tú tendrías que estar en clase- argumentó Mike- Luego te contamos.
Los chicos empezaron a salir de uno en uno rápidamente, siendo detenidos nuevamente por mí.
- Mañana es el funeral, hablaremos allí- me gire mirándolos- hasta entonces, prometedme que no haréis nada que pueda poneros en peligro.
