Cap. 1: Después de un largo viaje...

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Estoy recogiendo mi equipaje para subirlo a la camioneta que nos llevará a la casa. Aun después de que regale como diez kilos de ropa...¡La maleta es demasiado pesada!

Yo no soy (o al menos considero que no) una obsesiva con la ropa, pero si ya es muy difícil decidir que llevar en una mudanza, donde todo irá en un camión o algo así, ¡Imagínate tener que decidir que llevar en una casa a otra en tres maletas!

Continuando con el tema del que estaba hablando antes de irme por las ramas... Hoy he vuelto a mi ciudad natal. Desde que tenía nueve años he vivido en distintas partes del mundo por el trabajo de mi padre: España, Colombia, Estados Unidos, Chile, Argentina...

Pero después de seis años, por fin he vuelto a mi querido México. Todos estos años extrañe todo, ¡Principalmente la comida!

— ¡Mariana! ¡¿Vas a subir tu equipaje o no?! ¡Necesitamos irnos a la casa!— grita mi mamá un poco alterada.

Debe ser el cambio de horario tan drástico. Aproximadamente siete horas de diferencia.

— ¡Ya voy mamá! No seas pesada, ¡ya tengo mucho peso con esta maleta!— le contesto.

Mi mamá me mira con una ceja levantada. Ese fue un comentario que no tuve que haber hecho.

— A ver, yo te ayudo.— Se acerca mi papá. El es el que mejor asume los cambios de horario.

Le agradezco a mi papá, me subo a la camioneta y me coloco junto a mi mi hermana menor Cami, que está usando su tablet con los audífonos puestos e ignora a todo el mundo. Parece que está viendo vídeos.

La verdad esa tablet me la regalaron a mi, pero Camila no dejo de molestarme hasta que se apodero de ella. Ese tipo de hermanos es muy típico.

En la otra ventana está Mía, mi hermana mayor, también tiene sus audífonos puestos. Eso es lo mejor que podemos hacer para convivir, ya que discutimos mucho.

Agarro mi celular y actualizo la hora. Son las cinco de la tarde, pero de dónde venimos ya debe ser la una de la mañana. Uff, tengo un sueño, no pude dormir en todo el viaje...

Me pongo mis propios audífonos y pongo mi playlist de Spotify mientras me mentalizo de que tengo que aguantar el jet lag. Veo si la ventana me distrae un poco.

El clima no está muy bueno. El cielo está nublado y parece que se va a largar a llover en cualquier momento.

Cierro los ojos.

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En la ventana veo que ya dejamos la carretera y entramos a la zona residencial de la ciudad. Volteo al interior de la camioneta.

Me debí haber quedado dormida mucho tiempo, porque no se cuando Camila dejó de ver videos y me empezó a dormir profundamente mientras me usa como almohada.

Trato de sacarmela de encima y en cuanto mi hermana mayor me ve se ríe.

— Gracias por tu ayuda...— Digo sarcásticamente.

— Se iba a dormir encima mío, pero le dije que tu eras más cómoda.— Comenta mientras suelta otra risa.

— Argg...

Separó a Cami de mi. Así toda dormida parece un angelito. Ojalá que fuera así... ¡Ay, que asco!¡Estoy toda babeada! Camila, me la vas a pagar...

— Bueno familia, ¡llegamos!— Anuncia mi papá.

— ¡Perfecto! Vamos niñas, tenemos que bajar todo el equipaje. Levántense— dice mi mamá.

— Ya voy, pero espérame a qué me saque a esta enana de encima...— me quejo.

Quiero ser (mas que) tu amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora