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El reloj continuaba avanzando mientras mis compañeros realizaban el examen sorpresa de literatura que el profesor Duncan Cross nos preparó.
Acabé con el test después de los quince minutos y no tenía nada con que distraerme salvo los pensamientos del día anterior cuando la polla del profesor me llevó al más placentero orgasmo. Es la segunda vez que casi descubren que el profesor y yo compartimos sexo en la escuela, pero lejos de asustarme, me excitaba correr con esos riesgos.
-Aine -susurró Eris, mi mejor amiga.
Traté de mirarla de reojo porque el profesor Cross no despegaba la mirada de mí y debía mantenerme tranquila frente a todos alumnos. Aparté la mirada de él y enfoqué mi atención en mi mochila.
- ¿Qué sucede? -respondí por lo bajo mientras saqué mi cuaderno con las fantasías que deseaba experimentar con Duncan Cross.
Abrí las últimas páginas y sonreí mientras leía una escena donde el profesor me sienta sobre sus piernas y me azota con la regla de madera hasta ponerme el culo rojo. Apreté mis muslos con fuerza tratando de no hacer caso a mi libido en estos momentos.
-Se corren rumores que el profesor Cross se acuesta con una alumna de su clase -Mis ojos se buscan la mirada del maestro que ahora se encuentra calificando los exámenes de sus otros alumnos-, pero creo que solo son mentiras porque el robot sin sentimientos que tenemos como catedrático es demasiado correcto para meterse en esa clase de líos por una chica. ¿Tú qué crees, amiga?
Elevé las cejas y rodé los ojos. A Eris le gustaba cotillear sobre los rumores de la universidad y simplemente me perecía una completa tontería porque era algo que no me interesaba en lo más mínimo a pesar de saber que ese rumor trate de mí.
-Son estupideces por parte de muchas estudiantes que no pudieron tirarse al maestro Cross -dije de lo más normal y Eris asintió dándome la razón.
Dentro de mí, los celos me carcomían al saber a cuántas más se había tirado Duncan Cross sobre el escritorio o en esta misma aula.
« ¡Basta, Aine! Sabes perfectamente que es solo placer y nada más»
Aún recuerdo la primera vez que me llamó para ir a su oficina y terminé con su polla metida en mi boca. Había cumplido con la amenaza de que una vez que las clases comenzarán sería nuevamente de él. Desde que nos acostamos en aquel club, nada volvió a ser igual para ninguno. Cada roce, cada mirada llena de deseo, cada caricia después de clases se hacía más notoria entre nosotros, pero al parecer ninguno de esta escuela lo ha percibido todavía.
- ¿Y cuándo van a ir al Black light Ewan y tú?-curioseó Eris.
Después de lo sucedido en ese bar, Ewan trató de explicarme la situación. No le creí el estúpido cuento de que le habían drogado, pero lo perdoné porque me convenía hacerlo. Ahora solo estaba con él para no levantar sospechas ante los docentes y alumnos sobre que me acuesto con mi profesor de literatura.
Una parte de mí se sintió mal por utilizarlo, pero el otro me decía que siguiera adelante con esta mentira. Nunca más me he acostado con Ewan y jamás lo haría de nuevo. Ya no podía porque el hombre que tenía delante de mí se había encargado de que ningún otro hombre fuera suficientemente bueno como para tentarme.
-Tal vez... -empecé a decir.
Un fuerte golpe me sobresaltó al igual que a Eris. El profesor estaba de pie con los puños sobre el escritorio. Su cara está llena de furia y sabía que iba a estar en serios problemas con él. El castigo de hoy sería peor que el de ayer.
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CASTÍGAME ||ATADOS #1||
Romance«Cumpliré cada uno de tus sueños húmedos, pequeña» Aine Zane tiene la vida perfecta para muchos: una estudiante ejemplar, el novio popular y quarterback de los Halcones rojos y una familia y amigos que la aman, pero una noche de diversión lo cambiar...