Para cuando los días posteriores a aquella salida llegaron Nakakita Yuma ya estaba completamente convencido de algo.
Quizás no era momento para una epifanía, o sólo él creía que estaba siendo molesto, pero... Después de todo sólo había estado peleando con sí mismo para tratar de organizar su desordenada cabeza y aclarar sus sentimientos.
Finalmente lo había entendido todo.
El latir acelerado de su corazón, lo nervioso que se ponía, cómo le sudaban las manos, cómo la bonita sonrisa contraria le hacía estar feliz, cálido y como en casa...
Le gustaba Harua, pero no un sólo gusto simple de esos que puedes olvidar con rapidez o que a veces terminan siendo caprichos. Le gustaba mucho, tanto que podría admitir -aunque sonase intenso- que estaba enamorado de él.
Después de todo... Tenía bastante tiempo de conocerlo. Y a pesar del año de diferencia siempre fueron cercanos, a tal punto que sus familias se conocían y se llevaban bien. A los ojos de Yuma, aquel niño bajito siempre le pareció lindo... Sólo que ahora lo miraba más que con ojos de simple admiración.
Inclusive no tenía miedo de admitirlo. Estaba hasta orgulloso de que su corazón haya decidido pertenecerle a un chico tan dulce como él y no a cualquiera.
Por eso, ahora que todo estaba aclarado, sonreía cómodo, junto a sus amigos, Gaku y Jo, mientras caminaban por los pasillos de la escuela rumbo a la salida.
── Por un momento me bloqueé y no sabía ni que era lo que no entendía de la pregunta ──Gaku comentó, acerca del examen de matemáticas que habían hecho.── Pero luego miré a Jo y por alguna razón me acordé de lo que iba ──
── Soy tu salvador, admítelo ──festejó el más alto.
Provocando una risa en el chico despistado y en Yuma, que tenía su mochila colgada en uno de sus hombros, sosteniendo el asa, mientras que su mano izquierda estaba resguardada en el bolsillo de su pantalón.
── Hey, Yuma, estás callado, pero pareces contento ──esta vez habló Asakura.
── A... Pues, me fue genial en el examen a pesar de que no estudié tanto como para los anteriores que hicimos ──sin más les regaló una sonrisa a sus amigos, pero su semblante cambió al ver a Gaku con una expresión seria y preocupada, mirando al frente.
Siguió la dirección de su mirar hasta dar con la personita que se había pasado todo el tiempo en su cabeza.
Harua estaba en medio de Taki y Hikaru, con las mejillas húmedas, los ojitos rojos, al igual que la puntita de su nariz y sus labios. Estaba llorando.
Sin importarle nada, caminó hacia ellos y lo tomó del rostro con delicadeza.
── Harua, ¿qué te pasa? ──le preguntó, mirándolo a los ojos, desesperado por saber.
── Y-Yuma-kun... Mi perrito murió ──soltó rompiéndose en mil pedacitos, acercándose a refugiarse en el pecho del contrario, llorando mientras le abrazaba.
Nakakita con pena lo arrulló más contra sí y le besó el cabello.
Harua estaba en la escuela, así que no tenía manera de enterarse por sí mismo, de aquella tragedia, lo más probable es que su familia le avisara... Muy mal visto, porque temas así se hablaban despacio, no se decían de sopetón y mucho menos por teléfono.
Ahora mismo tenía a un Harua desecho en sus brazos, llorando como si le hubiesen arrancado una parte suya. Y es que Nakakita lo conocía tan bien... El pelinegro amaba a su cachorro, y siendo sincero, enterarse de la pérdida de Hyokki hasta a él le dolía.
Gaku y Jo se quedaron parados a una distancia prudente, al igual que Hikaru y Taki, quiénes le miraron con pena, viendo como Yuma sacaba de allí al menor lo más rápido que podía para que el resto de los alumnos no le viese llorar. No quería que luego le hicieran preguntas incómodas y le trajeran recuerdos dolorosos al que era popular por ser tan lindo.
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Epiphany [Yuma x Harua] Yurua
FanfictionQuizás sí estaba haciendo entrada a su vida una epifanía repentina... Nueva para él que sólo era un adolescente que recientemente empezaba a conocer cual era la vida real. Y todo comenzó cuando empezó a mirar demás esos ojitos bonitos que se achinab...