Prólogo

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Todo parecía estar a mi favor, nadie se había percatado de mi desaparición repentina, además de que me dijeron que caería una fuerte tormenta hoy, sin embargo decidí arriesgarme y venir.

La escasa luz que el sol me proveía aún me iluminaba el camino, de alguna manera estaba totalmente convencida de hacer esto, ni siquiera me detuve a pensar las consecuencias de mis actos, pero eso no parecía importante. Por ahora.

-¡Llegaste!, pensé que no vendrías, por lo menos no eres cobarde como los demás.

La inquietante voz se escuchó justo detrás de mi, no voltee, sabía de quién se trababa.
Tenía dos opciones, salir corriendo y enfrentarme a la misma realidad de todos los días o por primera vez en mi vida hacer algo por mi sola, mostrando que si puedo ser valiente y capaz como los demás.

-Claro que vine, no te tengo miedo - Intentaba mostrarme segura, claro que estaba aterrada ¿Quién no lo estaría frente a ella? 

-¿Trajiste lo que te dije?- Voltee a verla, esos ojos, profundos, redondos y oscuros, su largo cabello azulado y piel pálida, sus labios rosados y húmedos, tan bella y horrorosa a la vez.

Le entregué el bolso de manta que traía en mi espalda, mis manos tambalearon en dárselo, pero lo hice, al mismo instante ella sacó del bolso el libro, sonriendo sínicamente para después voltearme a ver a mi.

-Sabes, soy una mujer de palabra no te voy a engañar, respira hondo, puede que esto te duela un poco - No me dio tiempo de reaccionar, solo pude sentir sus uñas atravesando mi garganta, no podía siquiera gritar, la sangre en mi pecho se sintió fría ante el clima.

Intente atacarla pero fue absurdo, todo al mi alrededor se desvaneció, ya no miraba la poca luz del sol, mucho menos los ojos de ella. Había caído inconsciente. 

❖ ── 𝙻𝚊 𝚌𝚘𝚛𝚘𝚗𝚊 𝚢 𝚜𝚞 𝚍𝚞𝚎ñ𝚘 ── ❖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora