CAPÍTULO 7: Pareja destinada

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Desde el momento en el que la salvé supe que era mi mate el olor a canela y vainilla me llamaba, era una tentación a la que no quería caer. No quería conocer a mi pareja destinada.

Soy el hijo bastardo del Alpha de Atrax, pero por mi suerte el primero de sus hijos para bien o para mal. Lo que me enojaba es que todos sabían lo que era. Un hijo ilegítimo, ni siquiera hijo de dos hombres lobo. Mi madre había sido una humana y al ser tan débil no había soportado el parto.

Hace más de una semana el destino se cruzó en mi camino. Estaba en inspección de rutina. Ciertas turistas viajaban al lugar por los paisajes y la diversión nocturna. No obstante, en esta época de celo era insufrible para nosotros detener nuestro instinto animal más profundo.

Así que el Alpha, mi padre, decidió que cada uno de nosotros saldría a rondar en las noches para salvarlas del peligro. Aunque, he de mencionar que muchas de ellas los consideraban tan atractivos y ardientes que se iban con ellos de manera voluntaria. Lo único que queríamos evitar era lo no consensuado por lo demás, si querían hacer un orgía allá ellos.

"Solo sálvala y te vas" me dije a mi mismo al darme cuenta que tres imbéciles estaban intentando hacerle daño justo a ella mi pareja destina. La ira desmedida corría por mis venas, quería matarlos, desaparecerlos. Tiré al que estaba sobre ella lo más lejos que pude. Le pedí que se fuera, la idea era no volver a verla. Esos ojos, esos labios, su cabello. Incluso la fragilidad de su cuerpo me llamaban. La recordaba era ella, mi primer amor, la chica que tuvo que olvidarme. 

Vi negro al saber que le rompieron la blusa, le entregué mi polera. Respiré profundo para no asustarla y le pedí que corra de nuevo. Sé que le grité, pero ella parecía tan ensimismada que no se daba cuenta que no quería que me viera matarlos. Algo en mí no quería que me tuviera miedo, ni mucho menos recuerde la cruel muerte de su padre.

Esa noche tras sentir su olor lo supe. Ella también era una humana como mi madre. No sería buena luna, no podría ser fuerte nunca y no vivirá todo lo que yo viviré. Ni si quiera sobreviviría a darme descendencia. Pensé en ese momento que era una más de esas turistas que solo vienen por buen sexo con algún hombre lobo. Así que la seduje y no me arrepiento, estaba necesitado saber que otros hombres la habían visto me incitaba a más. Tenía supresores en la sangre pero con ella no fue suficiente nunca lo sería.  Mi instinto animal me pedía que le hiciera ver que yo era su único macho, el macho que la puede hacer disfrutar y llegar a la locura como ella a mí, mi mate.

Sus gemidos, su olor, sus pechos la forma en la que se derritió ante mi con solo mi mano. La forma en la que se agarró los pechos perdida en la pasión me desquiciaba, toda ella era una locura ante mí. No sé cómo pero logré controlarme de no hacerla mía en ese momento por más que ella estuviera dispuesta y yo también. Sabía que tu pareja destinada está hecha para ti, incluso es muy sensible a tu presencia. Con ella lo pude comprobar en menos de una hora. Lo malo es que yo también caí ante ella.

Cuando supe que alguno del escuadrón a cargo del Beta sería la que cuidaría a una sobrina humana caprichosa de 24 años, no me imaginé que sería ella. Sofía María Zeta Li. Mi instinto me lo pedía debía ser yo quien la cuidara nadie más y sabía cómo conseguirlo. Y el Beta lo sabía desde que habló conmigo en su oficina

- Sé que es tu primer amor, pero no quiero exponerla. Aparte la olvidarás cuando encuentres a tu mate ¿Verdad? - Respiré hondo y asentí. Ella es mi mate pero tiene razón ni él ni yo queremos exponerla - Sé que tu la salvaste de lo que sucedió más temprano- supongo que ella le habrá descrito quién la salvó - No sé que hiciste con ella - Mierda mi olor, por el semen en su cuerpo - Por tu cara, no quiero saber tampoco. Si te preguntas ella solo me contó que te encargaste de los hombre y le pediste correr. Gracias por eso - Si supiera lo que le hice a su sobrina, no vivo para contarlo. Dios amigo del sur, no te endures. Necesito pensar en otra cosa concentrarme en ser yo el que se va a vivir con ella tres meses: todo el verano.

La marca del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora