Evidentemente Juntos |NaruSasu

Minato

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La siesta se acercaba, eran casi las cuatro de la tarde. El día estaba pasando con los adultos charlando, bromeando, y recordando cómo se enteraron de la evidente relación entre Naruto y Sasuke. Pasar el tiempo con sus familias era divertido y, sumado que estaban en la quinta, agregaba una gran relajación.

Todos se dirigieron al jardín de la quinta. Se sentaron en el pasto, cerca del pequeño lago que estaba allí. Era un día perfecto; el sol les daba calidez a sus cuerpos fríos por el invierno y había pequeñas nubes con diversas formas que Naruto adoraba ver junto a Sasuke para adivinar qué forma tenían.

El rubio se sentó en el pasto junto a su pareja y no pudo evitar tomarle la mano para entrelazar sus dedos. Sasuke frunció el ceño cuando sintió su rostro arder, notando que era evidente su evidencia.

—Y luego pretenden que no notemos que son novios.

—¡Cállate, Itachi!

—Es la primera vez que nos tomamos de la mano en público, dattebayo. . .

—¡Ay, por favor, hijo! ¿Piensan que no notábamos cuando alcanzaban la mano del otro por debajo de la mesa?

—Por Dios. . . —susurró Sasuke, tapando su rostro con vergüenza, pensando cuántas veces se han visto en situaciones evidentes.

—Ya. . . ¿Por qué no nos cuentas tu historia, Minato? —le preguntó Mikoto sonriente. No podía evitar sentirse enternecida ante el bochorno visible de su hijo menor, pero prefería evitar hacerlo sentir más incómodo y culminar con ese tema para iniciar con otro. . . En realidad, iba a seguir haciéndolo pasar vergüenza por un largo rato.

—Sí. Admito que probablemente mi historia puede ser la más traumática, a decir verdad. Así que, prepárense para lo que se viene.

—Espera, papá. No sé si quiero que la cuentes, 'tteba. . .

—Nada de qué avergonzarse, Naruto —le dijo Fugaku, serio —. Ya oímos varias veces esa historia, no te preocupes por nosotros. Estamos acostumbrados a eso.

—Eso no me tranquiliza. . .

—Basta, hijo. Asuman las consecuencias de ser evidentes y poco cuidadosos. Mi historia es todo lo que un padre lucha por evitar cuando tiene un hijo transitando la adolescencia, pero que sabe a la perfección que, tarde o temprano, lo tendrá que afrontar. . .

Flashback

Minato había llegado más temprano del trabajo aquel día. En la oficina, había pasado largas horas con sus ojos pegados a los papeles de los diversos casos que poseían sus clientes. Ser abogado le gustaba y conseguía atraer toda su concentración. Pero su parte favorita era llegar a casa y contarle a su esposa todos los chismes que consiguió en el día laboral mientras tomaban té con galletitas.

Sin embargo, sabía que aquello no iba a ser posible en ese momento, por mucho que lo desease. Kushina se tomaba un día a la semana para ir al masajista, solía acumular mucha tensión y estrés. Ese era uno de esos días.

Mientras aflojaba su corbata, subía por las escaleras en busca de su hijo. Según sus cuentas, hacía una hora al menos había llegado de colegio. Posiblemente ya había almorzado, pero le pediría su compañía, sabiendo que a Naruto le gustaba comer con él y viceversa.

A punto estuvo de abrir la manija de la puerta del cuarto de Naruto, cuando lo escuchó hablando con alguien. Y, a pesar de saber y respetar sin problema alguno la privacidad que existe en cada persona, no pudo evitar sentirse curioso por la charla que su hijo mantenía con la persona desconocida. Dudaba que haya invitado a alguien, por lo que asumió que estaba hablando por teléfono.