Recuerdo la primera vez que llegué aquí. Tenía al menos unos 5 años, y este fue el lugar donde viví toda mi infancia. Los recuerdos llegan a mi mente como diapositivas, y son testigos de que los mejores años de mi vida fueron aquí.
Aquí tuve la oportunidad de crecer, conocer a esos primeros amigos que no olvidas nunca, aquí tuve mi primer amor, y aquí tuve la causa de mi depresión.
Muchos dicen que el primer amor nunca se olvida, yo afirmo esa teoría, ya que siempre vas a intentar buscar en otra persona ese sentimiento que sentías la primera vez, la novedad,y ningún otro amor va a ser como el primero, porque en lo que mi respecta, el primer amor es el que más duele, y el que te enseña a seguir adelante
-¿Tengo que hacer esto? - pregunto, mis amigos asienten al instante y llaman al timbre colocado justo al lado de la puerta negra con el cartel de "No molestar"
-¿Que parte de no mol... - al abrirse la puerta aparece al instante la figura de una chica morena, con un maquillaje de tonos oscuros y un vestido de encaje que se ciñe a su figura. La música se escucha de fondo, tan intensa que siento el eco en mi cabeza - ¿Krislie?
-Feliz cumpleaños van-intento regalarle mi sonrisa más genuina, o al menos eso es lo que trato de hacer que parezca.
Los ojos de la chica se cristalizan cuando comienza a analizarme lentamente, ¿cuanto hace de la última vez que nos vimos? no lo se ¿4 años?
-Oh dios, no puedo creer que estés aquí - la chica me envuelve con fuerza y la escucho susurrar repetidas veces lo increíble que es verme hasta que abre la puerta al máximo para que mis amigos y yo podamos entrar al departamento
-Dios me encanta tu vestido - la voz aguda de Carolina resalta sobre la música, halagando el vestuario de la morena, quien le corresponde dicho halago, elogiando su bolso.
Entorno los ojos y observo con diversión como Dylan repite mi acción. Si algo nos une a este chico y a mi es que no soportamos los lugares así, donde lo que la mayoría de adolescentes hacen es fumar porros, drogarse, beber a la espera de que al día siguiente la cabeza les sea una bomba nuclear
No quiero estar aquí
Al cerrar la puerta de entrada me toma unos segundos acostumbrarme a la oscuridad del lugar, ya que lo poco que nos alumbra son las luces neones esparcidas por las paredes cayendo en forma de enrredaderas.
-¿Un trago? -a mi lado aparece un chico de cabello rojizo y mejillas bañadas en pecas. Asiento y me ofrece un vaso de plástico rojo - ¿Te conozco?
-Puede
-¿Puede? - arquea una ceja sin entender mi respuesta y niego
-Olvidalo, soy krislie
-¿Por qué me suenas tanto?
-Ni idea, yo solo vine a felicitar a Vanessa, luego me largo
-Venga, quedate un rato, te presento a los demás
-¿Los demás? Hey, oye, espera, ¡yo me voy ya! - pero es imposible, ya que soy arrastrada por el chico hacia uno de los salones donde se encuentra un grupo de adolescentes sentados en el suelo rodeando una botella
Casi al instante las miradas se centran en mi, y logro identificar algunos rostros
Carlos
Oscar
Aurora
Mi mirada se centra en una figura en específico, que me observa paciente como si su cerebro estuviera procesando lentamente si soy la persona que cree. Su cabello castaño, más largo desde la última vez que lo vi se encuentra desordenado, su intimidante estatura me sorprende y su leve mosculatura evidencia el paso de los años y la ligera sombra de barba también.
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Se repite la historia
Novela JuvenilMe enamoré de un chico masoquista, di lo mejor de mi y ahora, ahora ya no me queda nada para dar, no me queda nada para ser feliz. Di lo mejor de mi, sabes, hasta el punto en q me debilite, hasta el punto que me canse de ser ese combustible que alim...