Es lo que los eternos optimistas llamarían "Destino" y los pesimistas "casualidad", en términos reales solo fue un problema de diseño, un error al colocar la barda que separaba un restaurante de un bar. De cualquier otra forma hubieran pasado de largo, ni siquiera estaban en el mismo local, tal vez habrían pasado uno junto al otro en el estacionamiento y marchado cada uno por su cuenta sin decir nada mas, pero había un hueco en la pared.
Ella ni siquiera iba cenar en ese restaurante, pero lo vio desde el otro lado de la acera y su nombre le llamo la atención "Cielo", ¿a quien no le gusta el cielo?, ¿acaso no suena como el lugar tranquilo y acogedor que estaba buscando?, así que cruzo la calle y entro, por poco se marcho creyendo que estaba cerrado ya que nadie atendía, pero tenia una iluminación suave, ademas era hermoso y pequeño, todo lo que ella amaba. Estaba vacío así que pudo elegir su asiento, cualquier otra mesa hubiera impedido el encuentro, o la misma mesa pero la silla de enfrente, su espalda cubriendo el hueco.
El mesero era atractivo, el también pudo cambiarlo todo, tal vez si hubiera coqueteado con ella, habría estado demasiado pendiente en sus atenciones como para fijarse en lo que se veía desde ese hueco, pero el mesero era profesional y no la encontró suficientemente bella. Así que su atención estaba diluida, sin nada especifico a lo que pensar, la trampa lista para ser atrapada. Pidió su orden y se puso a leer, siempre llevaba un libro con ella, tranquilidad, un clima fresco, una historia entretenida y una comida deliciosa, esa era la descripción justa de su noche ideal.
En el otro lado una persona se encontraba un tanto hastiada, había salido con la intención de pasar una buena noche, pero el bar era ruidoso y todos parecía intentarlo demasiado, las bebidas demasiado caras y las miradas insistentes de muchas mujeres que buscaban una invitación, era exasperante. Así que para evitar tantas miradas que demandaban atención, decidió los ojos fijos en la mesa, en su bebida en sus amigos que comenzaban a estar borrachos y en el hueco de la pared que había en el restaurante de enfrente.
De repente el hueco ya no era tal, porque un hoyo para serlo debe ser aburrido y estar vacío pero ahí había algo o más bien alguien, el hueco se volvió ventana desde la cual se asomaba una chica, vestida sencillamente y con el pelo suelto, su cabello apenas parecía cepillado y estaba un poco esponjado, pero era un soplo de aire fresco entre el mar de personas demasiado arregladas a su alrededor.
Ella no lo vio, pero mientras la conversación a su alrededor se volvía mas y mas absurda producto del alcohol, el la veía más y más, al parecer estaba sola pues no parecía ver ni hablar con nadie mas alrededor, comía pizza y leía, de vez en cuando sonrisas se asomaban en su cara, o se movía emocionada, como si los saltos de emoción que daba su mente fueran insuficientes para contener lo que pasaba en su libro, una curiosidad abrumadora lo invadió queriendo de repente saber que leía y si era normal para ella estar tan alegre al comer sola en una zona de fiesta un sábado por la noche.
Entonces, alertada seguramente por su intensa mirada, ella levanto la vista y lo vio desde el otro lado, su gesto paso de la sorpresa a la duda, parecía que el la miraba pero no estaba segura, pensó que tal vez solo era de esos momentos en los que te quedas viendo hacia un punto en especifico sin que realmente lo estés mirando, pero el sonrío de lado y ella supo, ella supo que la mirada era consciente, real. Su lectura ya no fue tan absorbente después de eso, cada tanto levantaba la vista y casi siempre lo encontraba mirándola también y cuando sus amigos levantaron las cervezas en un brindis, ella lo vio levantarla hacia ella y mover su cabeza en su dirección, sus mejillas se calentaron y levantó insegura su copa hacia el también sintiéndose algo tonta, si el mesero volteara y la viera hacer eso frente a la barda seguro pensaría que estaba loca.
Cuando termino su comida y tomo su copa tan lento como pudo, ella pago su cuenta y salió del restaurante, pero apenas había caminado unos diez pasos de la puerta cuando una voz detrás de ella le llamo, ahí estaba otra vez el con su sonrisa de medio lado y luciendo algo avergonzado, en cuanto la vio desaparecer sintió una especie de urgencia, un sentimiento de pérdida, era absurdo pero tenía que encontrarla aliviar ese pesar, le dijo a sus amigos que le había surgido un compromiso, pago su parte y salió a buscarla.
Bastaron unas palabras y una breve revisión de sus redes sociales, por que en estos tiempos mejor ser precavidos, para que ella aceptara ir a tomar una copa, no fue difícil encontrar el lugar estaban en el epicentro de los bares y era sábado por la noche. Una copa que se bebió por sorbos y duro horas, cuando el sol empezó a asomarse comenzaron a pedir cafe y siguieron, un beso en la mejilla al mediodía, de despedida y la promesa de una segunda cita.
Todo inicio con un hueco y con un hueco culmina, pero este no es producto de un error o un desperfecto, este es redondo, brillante y mucho mas pequeño, uno que se llena con un dedo anular. ❤️
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Estaba comiendo en un restaurante hermoso frente a un bar abarrotado y desde una pequeña orilla alcanzaba a ver las mesas de fuera. Solo así y con la ayuda de Taylor Swift me entro la inspiración de una pequeña fantasía romántica.
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Goteras y luces
RandomHistorias cortas escritas en un instante de inspiración. Fantasias y sueños para evitar la realidad solo por un momento.