El fin del secreto

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La mañana siguiente… Al despertar, oí a mi madre dar indicaciones, de donde había café y de cómo me gustaba. La llamé para que me ayudara a cambiarme. Cuando llegó a mi habitación me dijo: -¡Ay hija! ¡Tu sí que traes loco a ese niño! Es muy temprano y él está aquí preparándote el desayuno- Le pedí riendo que me alcanzara el uniforme para poder asistir a clases y me ayudó a colocarme la venda en el tobillo antes de cambiarme. Bajó las escaleras porque José la llamaba. En eso yo terminé de peinarme el cabello y maquillarme de una forma muy sutil.

Cinco minutos mas tarde… La llamé nuevamente, para que me ayudara a bajar las escaleras. En su lugar quien golpeó la puerta de mi habitación fue José. Pidió permiso y nuevamente me cargó en sus brazos como ayer. Me sentía toda una niña cuando hacía eso. Les juro que me sonrojaba demasiado, de solo verlo tan cerca de mí.

En la cocina, desayunamos los tres juntos. Mi madre me comentó que hoy iría temprano a trabajar así que estaría sola en el almuerzo. Nos despidió y deseó un hermoso día a ambos. Ese niño me llevó en sus brazos hasta la moto y dijo: ¡Agárrate fuerte pequeña! No quiero que te vayas a caer.- Arrancó y lentamente nos fuimos al colegio, no sin antes pasar por un hermoso rosedal, donde le oí murmurar algo, pero no logré entender qué.

Al llegar al colegio. Todos quedaron asombrados, preguntándose, ¿por qué el novio de la niña mas popular me había traído en su moto? ¿y por qué me acompañó hasta mi salón? Cuando él quiso despedirse, corriéndole la cara, para simular agarrar algo le dije: -¡Gracias José, nos vemos mas tarde- y se quedó ahí mirándome con cara de perdido. (Claro, ese niño no entendía totalmente nada de lo que ocurría) por al lado nuestro pasó Luz y apoyándose en mi banco. Me miró y dijo: -¡Te lo advertí ayer! Si decías algo me encargaría de que te odien y lo que digo lo cumplo-. Enseguida le pedí a José que se fuera, pero él la escuchó y se negó a lo que le estaba pidiendo. A Luz parecía que le estuviera dando un ataque de nervios, por lo que todos se acercaron, para ayudarla y ella comenzó a gritarme que no lo podía creer, que de él esperaba cualquier cosa, pero que yo era su amiga y no podía entender como le había podido quitar el novio sabiendo que ellos no estaban bien. Me gritó zorra y le di un cachetazo, diciéndole que era la primera y última vez que se atrevía a llamarme de esa manera. Que jamás fui su amiga y que se fuera olvidando de el trato con su padre, porque nunca le diría que era buena anfitriona y compañera, para que el le devolviera su tarjeta de crédito. En eso llega la directora y nos envían a ambas a dirección. A José lo acompañan fuera del colegio y a los demás, les ordenan volver a sus clases.

Luz intentó convencer a esa mujer de que yo era violenta y que le había golpeado la cara, porque ella se negó a acompañarme en horario de clases a fumar en el gimnasio. Como no emití sonido, ni intenté defenderme preguntó si eso era cierto ordenándole que solo contestara yo. Le respondí que no intentaría defenderme, porque solo llevaba un día en ese colegio y estaba becada, por lo que no habría forma alguna de que sancionen a alguien que paga su cuota en vez de a una becada. Esa respuesta la dejó con mas dudas que antes, yo seguía sin defenderme. Entonces llamó a Lina, la Presidenta del concejo estudiantil y le pidió si tenía alguna forma de saber que había pasado exactamente. Esperamos un rato y…

Al regresar. Nos comentó que en los salones habían cámaras y micrófonos desde hace dos años, a pedido de los alumnos por seguridad para todos. Luz comenzó a decir que se tenía que ir porque la estaban llamando. La directora le dijo que en horario escolar no podía utilizar el móvil y que se quedara ahí para finalizar este problema. En las cámaras se pudo ver y oír todo, incluida la amenaza anterior a la pelea. Por lo que la directora decidió sancionar a Luz por tres días. Le ordenó que juntara sus cosas y se retirara de la institución. Yo volví a clases y siguió mi día.

Más tarde. En el descanso, Lina se acercó a mi para darme la bienvenida y decirme que lo que necesitara contara con ella. También me contó, que cada año Luz molesta a las niñas nuevas y que el año anterior había sido ella su víctima. Dijo que esta vez se había pasado de la ralla y como ahora podía hacer algo por ser la presidenta me ayudó sin dudarlo.

Al salir de clases, José estaba ahí como lo había prometido, pero de camino a casa no emitió un solo sonido. Para no incomodarlo tampoco dije nada y por dentro mío solo pensaba en que había ganado una amiga. Cuando llegamos me dejó en el sillón y se despidió diciendo que si necesitaba algo le hablara al celular que iría a hacer cosas en su casa. Supuse que debía atender a su padre y le dije que estaría bien. Se fue sin más, lo que me pareció extraño. Pero le había prometido algo y pensaba cumplirlo. Con él aquí no me habría dejado hacer nada.

Unas horas más tarde. Lo ví salir de su casa y me acerqué tocando timbre, para poder prepararle todo para la sorpresa. Su padre me abrió la puerta y al contarle lo que tenía planeado me dejó pasar. También me ofreció su ayuda para subir las escaleras y poner decoraciones altas. Al terminar bajamos a preparar la merienda y esperar a que llegaran de la clase de natación de Caty.

Cuando entraron. Ella estaba muy contenta de verme, pero él preguntó que hacía en su casa. El padre le dijo que no sea grosero y se llevó a la niña a bañar para que habláramos. Le pregunté que le pasaba y si estaba molesto por haberlo despedido fríamente en la mañana. Contestó que no era por eso, que le pareció raro, pero que al ver lo que pasó después, lo entendió a la perfección. Lo que no podía creer era que yo no le hubiera contado, que Luz me había amenazado y eso lo tenía molesto. Le pedí disculpas y le dije que ayer la amenaza me pareció una tontería. Con todo lo lindo que nos había pasado y luego mi accidente no me acordé. Me dio un beso en la frente y dijo: -¡Está bien niña! Pero la próxima me avisas. ¿De acuerdo?- sonreí y le pedí que llevara a Caty al segundo piso para mostrarles algo.

Ya los cuatro arriba. Abrí la puerta de la tercer habitación y quedaron maravillados. No podían creer lo que veían. Un perfecto estudio de danzas. Con espejos, barra, sillones, vestidor, equipo de sonido, telas que caían del techo y adornos con brillo colgando por todas partes. -¡Es hermoso!- dijo Caty -Agradécele a tu hermano princesa, él lo hizo posible- -¡Gracias, gracias jo eres lo máximo!- exclamó y mientras ella bailaba por todo el lugar con su padre de público. José me pidió salir un momento y agradeció con nuestro primer beso lo que había hecho.

Yo estaba totalmente en shock no podía creer que ese niño me hubiera besado. Seguía tratando de reaccionar mientras Luís preguntó -¿Todo bien por aquí?- -¡Claro! Vamos a merendar- conteste yo y bajamos a la sala.

En lo que todos se sentaban, fui a la cocina por la chocolatada y el bizcochuelo de naranja que habíamos hecho con su padre y los serví en una gran bandeja. Los llevé a la sala y disfrutamos juntos de esa rica merienda.

Todo menos vosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora