Mi rey | George Weasley| (CANCELADA HASTA NUEVO AVISO)

Capitulo 1

- !No quemes la comida, inútil! - Mi padre gritaba desde el salón. Yo me quede en silencio cocinando como podía, tenia la suerte de poder ver el interior de la sartén.

Déjame darte un ligero, rápido y breve resumen de mi vida. Me llamo _____, tengo 10 años y soy bruja. Sí, puedo hacer magia y me molesta puesto que gracias a increíble dato sufro de maltrato hogareño junto con bullying. Vamos, lo de todos los días, básicamente. No tengo amigos y a nadie en quien confiar, y me da igual ya que la sociedad de este planeta es una mierda y nadie lo va a cambiar por mucho que nos quejemos. 

Apague el fuego y con una cuchara de madera saque lo que sea que estaba cocinando, huevo me parece. Lo repartí en cuatro platos y esparcí un poco de sal, exagere en tres de ellos de forma que supieran horrible y los deje en una mesa cercana. Mis padres y mi hermana se sentaron a comer en lo que yo iba por mi plato, desayunaría de pies como todos los días. Pusieron una cara de horror al dar el primer mordisco.

- ¡Esta salado! - Gruñó mi padre.

- Yo no he puesto sal. - El bote estaba en su sitio y no parecía que hubiese tocado nada. Seguí comiendo como si la cosa no fuese conmigo, él solo seguía discutiendo sobre la sal.

Mire la hora, se estaba haciendo tarde para las clases. Deje el plato en el fregadero y subí las escaleras de dos en dos para adentrarme en mi baño y hacer mis necesidades. A grandes zancadas, salí del baño y recorrí toda mi habitación dirigiéndome a mi armario empotrado. Abrí las dos puertas buscando con la mirada un uniforme horrible como mi vida misma, aun que no se le puede comparar los dos son horribles y dan asco.

Una camisa blanca junto con unos pantalones largos café, una corbata roja y una chaqueta del mismo color que los pantalones. Horribles lo se, las clases nos compinchamos una vez al año para darle sugerencias de uniformes al director y por ahora, todos los diseños que han visto y odio mi clase son mejor que lo que llevamos ahora.

Me puse unas deportivas blancas, agarre la mochila y salí abajo de forma que parecía que estaba volando. Mi hermana se había preparado antes desayunar por lo que estaba hablando cálidamente con nuestros padres en el salón. Me pare en la puerta, apoyándome del marco y mirando fijamente la escena. 

- Cerrados de mente de mierda. - No pude evitar pensarlo.

- Llegamos tarde. - Hable con claridad. Sus mostros cambiaron drásticamente en cuestión de segundos, llenándose de odio y repulsión sea donde sea.

- Sí, sí, ya voy. - Miro a los viejos asquerosos con una sonrisa. - Adiós mama, adiós papa, hasta luego. - Les dejo un beso a ambos.

- Adiós. - Me despedí desde el marco y me fui, dejando que sus miradas de odio me calentaran la nuca.

Fuimos caminando hasta la parada del bus arriba de la calle. El silencio me destrozaba, no lo voy a negar. Antes éramos unidas, compartíamos todo, dormíamos juntas, incluso llorábamos si la otra no estaba. Cuando descubrieron mi ''habilidad'' teníamos 7 años. Podría decir que mi vida apesta pero tengo más recuerdos buenos con mi familia que malos, a pesar de todo es mi familia y los sigo queriendo, muy muy en el fondo de mi corazón. Aun que me daría igual que se mueran cuando sea mayor de edad, no me han echado de milagro.

El bus llego a nuestra parada, sin pensarlo nos metimos dentro. El silencio y las miradas no tardaron en aparecer, al igual que los murmullos, los rumores, los motes, las risas y las burlas. Me senté al fondo, tierra de nadie en mente de los idiotas que se suben diariamente a este bus y el lugar perfecto para mi. Cinco sillas en fila para mi sola donde podía acostarme plan cama. Tire la mochila al suelo en una de las ventanas, me coloque en el asiento de encima y estire las piernas a lo largo de los asientos. Delante mío habían dos filas de cuatro asientos completamente vacío y me daría cuenta de inmediato si alguien se me acerca.