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Había veces en la que le tocaban clientes de este tipo.

— ¡Te dije que me traigas a Maria! — Gritaba un sujeto que apestaba a alcohol.

— Ya le dije que no está disponible, — dijo Tsukasa intentando no arrancarle la cara al humano. — Puede pedir la compañía de otro de nuestros "acompañantes".

— ¡No me interesa! ¡¿Qué acaso no escuchas!? ¿Siquiera entiendes japonés? Extranjero de mierda.

Tsukasa levantó una ceja. — He estado hablando japonés desde el principio ¿Es que acaso usted es sordo, cliente?

— ¡Tu…! ¡Maldito! ¡Te enseñaré como tratar a la gente que paga tus putas expensas!

El humano lo tomó del cuello de su camiseta y lo jaló con fuerza, pero se sorprendió al ver que Tsukasa estaba clavado en su lugar. Sin importar la fuerza que usara, no podía mover al chico. Entonces, Tsukasa tomó la muñeca de lo sujetaba e hizo presión en el ligamento con su dedo pulgar. Sintió como algo se rompía debajo de la piel del humano y se escuchó un ruido seco y ahogado, algo rompiéndose.
El hombre aulló de dolor y retiró la mano rápidamente. Tsukasa se arregló la ropa, su expresión inmutable.

— ¡Hijo de puta! — Gritó. — ¡¿Qué hiciste!? ¡Me duele! ¡Pagarás por esto, puto extranjero de mierda!

Entonces, llegaron Nozomu y Kuma, los guardias de seguridad. Sacaron al sujeto del lugar, quien seguía quejándose y diciendo que a quien deberían sacar era a Tsukasa y no a él, que él era un cliente distinguido y bla, bla, bla.

Tsukasa bostezó y se apoyó sobre el mostrador, recargó su rostro sobre su mano y el codo sobre la barra cuando los guardias volvieron. Kuma le preguntó si estaba bien, a lo que Tsukasa asintió con la cabeza. Nozomu se quedó con él hasta que tuvo su atención. — ¿Tenías que romper su mano?

— Sí.

— ¿Era extremadamente necesario?

— Sip. — Bajó la vista hacia la agenda del día, tendría que recibir a los chicos del clan Goju pronto.

— Ese es nuestro trabajo. No nos quites la diversión.

— ¿Es divertido para ti destruir manos de imbéciles?

— Más de lo que crees. — Y sonrió.

Tsukasa también sonrió. — Exacto. Por eso lo hice. No es justo que tengan toda la diversión.

Nozomu puso los ojos en blanco pero su sonrisa nunca se borró. Luego lo miró y su expresión se tornó seria. — ¿Seguro que estás bien?

— Sí. Tranquilo.

— Hay que prohibir la entrada a esos racistas de mierda.

— Ya estoy en ello. — Dijo una voz femenina a su lado.

Sora Himeno, la asistente de Hajime, venía caminando a paso lento con la mirada clavada en su tableta. Su cabello negro caía sobre su rostro, y cuando alzó la cabeza, lo quitó con un movimiento gracil de su mano. — El señor Sawamoto no será bienvenido en Luxury de nuevo. Ya lo registré en la lista negra.

Nozomu asintió y se volvió hacia Tsukasa quien hacía garabatos en una hoja en blanco de la agenda sobre el mostrador. Dejó de hacerlo cuando el guardia le quitó el bolígrafo de la mano, alzó la cabeza y lo fulminó con la mirada. Nozomu le sonrió divertido y el Ryuga le gruñó. — ¿No tienes trabajo que hacer?

— Exactamente lo que estaba pensando. — Dijo Sora, mirándolo fijamente.

Nozomu se enderezó y le devolvió el bolígrafo a Tsukasa, sus manos se rozaron cuando tomó de vuelta el objeto entre sus dedos. Luego, el guardia se devolvió y se fue a su puesto.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2023 ⏰

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