Aquella noche nos dejó mi madre y para mi familia, fue como un chorro de agua fría, incluso mas que el hielo. Seguimos con nuestra vidas normal y corriente, aunque mi padre, empezó a perder la esperanza al sentirse solo. Me acostumbré a la ausencia de la gente, sobre todo de la familia, pero la muerte de mi madre, pese a su estado, me marcó para mal. Estaba en la etapa de la adolescencia y empezaban las clases de instituto en septiembre. Entonces tenía pocos amigos y todos eran bastante raritos. Conocí a una chica nueva; de las que van vestidas siempre de negro y llaman góticas o metaleras. Se llamaba Vanesa y con la confianza, comencé a platicarle sobre lo ocurrido con mi familia. Vanesa me incitó para comprar una Ouija, y con ello, conectar con el espíritu de mi madre y saber qué fue lo que me dijo. Yo no sabía que era esa cosa llamada Ouija, pero terminé comprando una. Una de esas tardes había quedado con Vanesa para mostrársela. Se acercó a mi casa y nos encerramos en mi cuarto, pero no venía con la intención de hacer nada, al contrario, me abordó en mi cama y me sedujo con esos ojos color azabache. Le repetí después de aquello, que me enseñara usarla, pero se mostró reacia y me contestó que eso era problema mio.
No tenía ni idea de activar una tabla de Ouija, pero conocí por el instituto a bastante gente interesada. La mostré en un descanso de clase y varios se animaron a probarla en los baños. Nos reunimos unos cinco, tres chicos y dos chicas, en los servicios mas alejados para mujeres. Colocamos todo como decía en unas instrucciones escritas en el tablero y, seguidamente, pusimos el dedo todos en el ojo del puntero. No habíamos empezado nada, cuando el objeto triangular, comenzó a moverse solo. A pesar que intentábamos volverlo hacia otro lado, siempre volvía por si solo, a la palabra "Hola". Intentamos en varias ocasiones moverlo sin éxito, pero todo fue en vano y con la mala suerte de nuestra parte, nos pilló un profesor con las manos en la masa o mejor dicho, en la tabla. A cada uno nos llevó al director y dejando la tabla al completo en mis manos, me miró asustado y apenado. El director, llamó por teléfono a nuestros padres y nos amonestó a todos. En la salida, corrí como alma que se la lleva el diablo y pensando en la locura que acababa de cometer. Llegué a casa muy nervioso sabiendo que no tenía escapatoria. Tenía que esconder la tabla antes de que la buscara mi padre. El temor a tener una reprimenda, me provocaba un horror terrible. No me había dado tiempo para esconderla bajo la cama, cuando entró mi abuelo por la puerta de mi habitación, muy enfadado y soltándome una bofetada. Me gritó varias palabras, de las cuales, solo entendí algún que otro improperio y la palabra Dios. Levanté mi cabeza y mirando hacia la entrada, distinguí a la chismosa de mi hermana, asustada, tras el quicio de la puerta. No dejándome reaccionar, agarró mi abuelo con toda su furia la tabla y con todas sus fuerzas, la hizo varios pedazos. Recogió todos los trozos esparcidos y se marchó dando un portazo, para tirar todo después en la basura.
Unas semana después, y sin ninguna explicación, nos anunciaban que mi abuelo había muerto de un paro cardíaco. Pasada otra semana, recibimos la noticia de que encontraron muerta a mi abuela por un ictus cerebral en su casa. Desde entonces me costaba dormir en la noche, sufría de insomnio y no era rara la noche, en la que podía pegar ojo, que me despertara con parálisis del sueño o terrores nocturnos. Pero no era el único en mi casa que sufría algún trastorno. Mi hermana, después de la muerte de mi madre, se levantaba sonámbula y siempre hacia el mismo recorrido. Salía de su habitación hasta mi cuarto y, como en las últimas noches que mi madre aún seguía con vida y mejor estado, se quedaba mirando en la oscuridad del pasillo, para después terminar estática, junto a los pies de mi cama. Mi padre, terminó arruinado y perdió el camión que había comprado con mucho esfuerzo. Gracias a la herencia de mis abuelos, pudimos subsistir y si algún día nos echarán, teníamos el cortijo donde ellos vivían como herencia.
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Exorcismo en Bailén
HorrorEsta historia nació como relato que dejé inacabado con el pensamiento de terminarlo cuando mejor pudiera. Después de un tiempo y viendo la repercusión que tuvo en su momento, estuve pensando la idea de crear varias partes o porque no, convertirlo en...