Reto 1 2/9

1 0 0
                                    

Reto 1
El texto debe llevar este título:

«La puerta abierta»

Desde niña le tocó defenderse de las palabras hirientes y de desprecio de su madre, del acoso persistente de los amantes que ella tenía, a los que cambiaba con frecuencia, porque no lograban llenar sus vacíos.

Lorraine, no conoció a su padre biológico, creo, realmente, que su madre nunca supo entre tantos hombres quién era.

Lucy, era una chica libertina, despreocupada, le encantaban las fiestas, le gustaba coquetear con todos.

Una noche su grupo de amigos, siete o nueve personas, chicas y chicos,  celebraban cualquier cosa, como todos los fines de semana, tragos, cigarrillos, drogas... Juegos de  adolescentes, de fiestas, de apuestas, de besos y de prendas menos.

Dinámicas que hacían entrar en calor, hasta a la persona más fría. Entre bailes insinuantes, roce de los cuerpos, besos y prendas menos por las apuestas... El ambiente se tornó sexual, carnal.

Un par de chicas decidieron irse, no estaban de acuerdo en una intimidad múltiple... Pero, Lucy y Celine, decidieron quedarse, quedarse y perderse en esa fantasía que pasa pocas veces en la vida, pero que deja secuelas, emocionales y físicas.

En su caso, Lucy tuvo un embarazo no deseado, no planificado y sin la figura masculina a su lado, que además de imponer respeto, brinda amor y seguridad ante ese momento especial en una mujer. Un embarazo, que no pudo ser interrumpido por la moral de sus padres, que más allá del disgusto de no saber quién es el responsable, no aprobaban que ella abortara y decidieron darle el apoyo necesario.

Bertha y Pedro, no contaban con que un accidente automovilístico, apagara sus vidas. Ellos no deseaban desamparar a su pequeña nieta, sabían que Lucy, era la mujer más irresponsable que ésta tierra haya parido y que Lorraine, estando bajo su cuidado, pasaría precariedades.

Pobre de Lorraine.

Sus primeros años fueron muy duros, una niña sin mimos y con lo mínimo de cuidados y de afecto. Pasaba horas llorando, cuando ya no cabía ni una gota más de orina en el pañal o cuando por el borde de su pierna salían sus heces. Sus biberones fríos y muchas veces con sabor fermentado. Es un milagro que esté aparentemente sana.

Los primeros años Lucy, pedía apoyo a una familia vecina, que en agradecimiento a tantos favores que Pedro y Bertha, habían hecho por ellos, no sé negaban a cuida a Lorraine, y que bueno que fue así. Ellos la atendían como una hija. Hasta que hablaban con lucy y le aconsejaban a cambiar su vida, ya que tenía la responsabilidad de un hijo. Lucy se molestaba y dejaba de llevar a la niña.

Pasaron los años, Lorraine aprendió a defenderse en casa, limpiaba, cocinaba, lavaba su ropa. Lo que no aprendía era a defenderse de los amantes de su madre, que se metían a su habitación mientras ella dormía.

Cansada de contarle a su madre lo que estos hombres le hacían y ella se negaba a creerle, decía que eran celos, que eran mentiras, todo lo que pasaba por su mente, menos que ellos querían abusar de su inocencia.

Lorraine, tenía que soportar las caricias de esos hombres, verlos desnudos por toda la casa, verlos tener sexo con su madre... Una cara diferente, tras otra. El último hombre que estuvo en esa casa, cuidaba de la niña. La protegía de su propia madre. Ya la puerta de su habitación ya no quedaba abierta...

Lucy, nunca se percató de eso, nunca notaba a Lorraine. Quién a corta edad se fue de casa. Conoció a Angelo, un hombre de 35 años, que se cautivó de la belleza de la ya adolescente. Le ofreció la libertad que ella soñaba, la de irse de casa y estar lejos de su madre.

Angelo, a pesar de ser un hombre mayor, y ella una adolescente, fue un caballero y hombre responsable. Sí, muy fuera de la legalidad, pero un hombre que le brindó tranquilidad, estabilidad económica, el cariño que nunca tuvo y un techo acogedor y lleno de comodidades.

Pagó por sus estudios en buenos liceos, por la carrera que Lorraine deseaba. Pagaba por viajes y ropa bonita. Fue un cuidador, más allá de su amante. Y ella, ella fue la niña de sus ojos, más allá de su deseo carnal.

Lorraine, no olvidó su pasado nefasto. Los múltiples visitantes de su madre, que entraban a su habitación en las noches para acariciarla mientras Lucy dormía. Pero, aprendió a vivir en la comodidad que Angelo le ofreció. Aprendió a hacer útil la herramienta económica que él ponía a sus pies. Y sobre todo, aprendió a huir de su madre, a no tenerla cerca. De igual modo, esa irresponsable mujer, nunca la quiso.

Angelo, con la experiencia de los años, logró moldear a su comida vida a una adolescente sufrida y con deseos de superarse, de crecer. Más allá de sus placeres, la fortaleció del modo que nunca más la puerta estuvo abierta...

Andrea Rivas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 31, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

45 propuestas para escribir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora