Closer

211 21 49
                                    

Tenía mucho tiempo que no regresaba a esa ciudad... 4 años para ser exactos y realmente necesitaba un trago, un trago con algo fuerte que le calmara los nervios.

Recordó que cerca del centro se ubicaba un bar que frecuentaba la Dama Búho, si tenía algo de suerte aún lo encontraría ahí. Así que encendió el motor de su Shelby Mustang Clásico y se puso en marcha.

Recorrió las calles que le traían fragmentos de recuerdos divertidos y otros... no tanto.

No tardó mucho tiempo en encontrar aquel edificio de ladrillos rojos que estaba en la esquina de la calle, apagó su auto y bajo de él; esperando no encontrar mucha gente dentro. La fachada del local estaba pintada de negro, tenía grandes ventanas y puertas de madera; el interior estaba alumbrado por tenues luces que daban una sensación cálida, no era un lugar de mala muerte, era un sitió para que los citadinos y turistas se relajaran un viernes en la noche, un bar rustico en toda regla.

Lucía caminó hasta una esquina de la barra, tomó asiento hasta que el cantinero se acercó a pedir su orden, un jägerbomb, posiblemente no era tan fuerte, pero aún tenía que manejar y no estaba de ánimos para buscar un hotel a esas horas de la noche.

Llevaba un rato mirando su celular hasta que de pronto escuchó algunas risas que venían de la mesa que le quedaba enfrente. Aquel grupo se le hizo familiar, reconoció que eran algunas personas con las que había hablado en el pasado y por supuesto, amigos de aquella chica peliverde, sintió una punzada en el pecho.

Trató de no darle importancia a aquel evento, no era como si fuera acercarse a saludarlos o viceversa. Se había prometido no volver a ver a esa gente desde que se fue. Terminó lo último de su coctel y pidió uno más, sin embargo, ahora se encontraba deliverando si debía pedirle al bartender que le dejara la botella de aquel licor de hiervas. Aquella punzada que había sentido hace un momento, movió sentimientos que no quería recordar... al menos no esa noche.

Sabía que volver a las Islas Hirvientes le traería ese tipo de reacción, ese dolor que por tanto tiempo luchó por superar.

En cuanto el chico le trajo su bebida no tardó en beberlo completamente. Se quedó mirando los hielos al final del vaso y de pronto la puerta a un costado se abrió. Lucía no quitó la mirada de la persona que acababa de entrar.

Se trataba de una chica de cabellera color violeta pastel, vestía una falda ligera con un estampado de lunas y estrellas, blusa negra con cuello de tortuga, una chaqueta de cuero y unas medias botas con estoperoles. Justo el estilo que le gustaba a la castaña, pero cuando su mirada se posó en el rostro de la joven, vio aquellos ojos dorados en los que tanto se perdía.

Por un momento le echó la culpa al alcohol y a sus efectos. No podía ser que, en el primer día estando de nuevo en ese lugar, se encontrara con ella. Seguía igual de hermosa, y a sus ojos no era más que una diosa con cabello de algodón de azúcar.

Sintió un nudo en el estómago, y decidió decirle al cantinero que le dejará la botella. Ya no le importaba si debía quedarse ahí toda la noche; quería observar, aunque sea a lo lejos, a esa chica que era la causante de sus suspiros desde la pubertad.

Por ratos revisaba su celular para no ser muy obvia, a la espera de que aquella joven no se percatará que alguien la observaba, en especial Lucía.

Al cuarto shot de jäger los recuerdos comenzaron a fluir en su cerebro: el cómo iniciaron su relación, todos los momentos que vivieron juntas y su ruptura. Aún no entendía por qué terminaron así, fue por lo que decidió marcharse por un tiempo.

Quinto shot, la miró por un momento, al parecer alguien estaba contando un chiste o algo gracioso porque la chica de ojos dorados no paraba de reír.

Su sonrisa transportó a Lucía a aquella noche en la que habían ido al cine en el auto nuevo de Amelia, un Rover 2016.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 07, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CloserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora