recuerdo, el breve acecho del camaleon

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Un trono único, digno solo de ella, quien tenía súbditos leales a ella (más les vale) y caballeros que la protegen de sus enemigos.

Nadie se le acercaba.

Una mujer que tenía la palabra "imparable" en mente.

Ella era la reina y toda reina necesita con ella, un rey.

El sonido de las cadenas arrastrándose por el piso se escuchaba, en el pasillo el se encontraba completamente dañado pero seguía de pie, le dolía absolutamente todo, ese dolor, esa sangre y esa respiración tan agitada.

La volvían loca.

Deseosa de poder ver más.

Es por eso que ella lo lastimaba, para ver esa expresión en su rostro, esos bellos ojos azules acompañados de ese horrible tinte de cabello, pero no importaba cuanto dolor le inflinjiera.

El mantenía esa sonrisa en sus labios.

Con ella estaban todos sus celestiales observando todo desde atrás.

Esa absurda resistencia que tenia ese chico, les daba miedo y al mismo tiempo les impresionaba ver que seguía en pie, podían jurar que había caído 100 veces y se levantó 100 veces.

— ¡ya basta izana!

El grito de kakucho rezono en toda la sala, con unos ojos oscurecidos se dio la vuelta viendo a su súbdito más leal parado frente a todos dándole la espalda a sus compañeros para detener la tortura de su amigo.

Izana; ¿kakucho?

— ¡no te metas en esto kakucho!

El nombrado solo se mantuvo firme ante las palabras de ambos, ella solo mostró una sonrisa observando al rubio quien aún con todo roto, seguía de pie apretando su corazón.

Kakucho; ¿takemichi? ¡ya no te levantes!

Ante esas palabras hizo oídos sordos, camino hasta quedar cerca de ella observándola.

Takemichi; los black dragons jamás perderán

Ese cosquilleo que sintió en su intimidad casi la hace gritar, si no fuera porque todos los estaban observando.

Izana; quítate, basura

Ella intento darle una patada, pero takemichi se metió en medio de ambos recibiendo el golpe estrellándose contra una pared, los ojos de todos incluso los de Izana se abrieron.

Kanji; ¿porque hizo eso?

Ran; ese tipo está completamente loco

Takemichi en menos de dos segundos se levantó, Izana siguió con esa sonrisa acercándose hasta el para ponerse de cuclillas tomando del cabello al moribundo takemichi.

Izana; únete a tenjiku

Takemichi; matame

Escupió al piso mientras ella le dio un puñetazo, esta vez la sangre era mayor y kakucho intento deternla pero fue retenido por los hermanos haitani quienes no querían que el muriera al desobedecer las órdenes de la reina.

Izana; únete a tenjiku

Takemichi; matame

Dignas palabras de un rey, un rey que no entregaría a su pueblo ni por la mayor cantidad de dinero.

Izana; ¿acaso quieres morir?

Takemichi; le que menos me da miedo es morir

Sin miedo, este tipo no sentía miedo en lo absoluto, los ojos de rindou brillaban como estrellas al ver la dureza de este sujeto, se podía decir que todos estaban así, impresionados de este ser único.

MI REINA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora