Encontrando una fuente

6 0 0
                                    

Xiao Zhan trabajó más fuera de su país que dentro. Ahora con una nueva misión, estaba de regreso en el campo. Se las arregló para entrar disfrazándose como un nuevo soldado en el ejército, y fue bastante ridículo lo fácil que fue. Todo lo que se necesitó fueron algunos documentos falsos y una sonrisa amistosa y, entonces, ya estaba dentro.

 

El espía ordenó su cama en el cuartel temprano en la mañana. Los soldados inferiores no tenían derecho a una habitación propia y, en cambio, dormía junto con otras personas de su pelotón. Satisfecho con su cama limpia, Xiao Zhan miró a su alrededor para ver que todos los demás seguían durmiendo. Es curioso cómo sus enemigos eran demasiado vagos para despertarse antes de las 6 am.

 

Xiao Zhan volvió a sentarse en su cama y cruzó las piernas. Todavía tenía tiempo antes de que se despertaran. Podía pensar. Juntó las manos y ordenó sus pensamientos.

 

El primer paso para obtener información era encontrar una fuente. Su objetivo hoy era encontrar esa fuente y quedarse con ella. Con cada pieza de información que encuentre, la escribirá en pequeños códigos. Xiao Zhan miró a su alrededor para asegurarse de que todos estuvieran durmiendo y abrió el cajón junto a su cama. 

 

Dentro del cajón había un compartimento secreto. Lo hizo con madera de repuesto. Al menos de esta manera sus códigos no serán encontrados estúpidamente. Todo estuvo bien.

 

Cada fin de mes, tendrá que mandar el código a través del pájaro que le enviará su país. El plan necesitaba funcionar rápido. Xiao Zhan resopló con una sonrisa y se recostó en la cama.

 

Es bueno que hiciera bien su trabajo.

Como soldado, Xiao Zhan tuvo que entrenar junto a sus otros compañeros, razón por la cual actualmente luchaban entre sí uno a uno en el combate cuerpo a cuerpo. Xiao Zhan tenía que asegurarse de no destacar demasiado. Entonces, ni ganó ni perdió demasiado.

 

Xiao Zhan gruñó cuando fue arrojado al suelo. El soldado se frotó la nuca y extendió una mano hacia él.  

 

—¡Lo siento, Xiao Zhan! ¡No quise lanzarte tan fuerte!

 

Xiao Zhan se rió y tomó la mano. 

 

—¡Esta bien! ¡Debí haber escapado del agarre! —se levantó y dijo: —Creo que voy a descansar un poco. Mi espalda no se siente muy bien. 

 

—Ah, mierda. Lo siento —dijo el soldado con culpa.

 

—¡No hay nada de qué preocuparse! —agitó la mano y fue a sentarse junto a los otros soldados. 

DÍMELO TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora