pesadilla

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No quería, pero tuve que hacerlo.
Me tapé con la suave frazada roja para dormir, mañana me asesinaban, y lo sabía. Tenía que estar bello para mi muerte ¿no? Después de todo, así estaría hasta el resto de la eternidad.

Derrepente estaba gritándole a mi madre en la casa de mi infancia, al parecer estába en un sueño, pero no uno lúcido, ya que fuí al baño a ¿plancharme el pelo? Nunca lo había echo antes, mi cabello de por sí ya es bastante liso, aunque en el sueño me veía feliz de hacerlo, vaya, al parecer tenía 16,
Por lo que me decía el espejo.
Ahora que me doy cuenta, la casa no es 100% idéntica a la de mis padres, todo era más alto, y extrañamente amarillo.
¡En un segundo voy! Exclamé mientras agarraba una raqueta de tenis, wow, ni siquiera me gusta el tenis, bueno, tampoco es como si haya intentado jugarlo antes, pero aquí me sentía feliz.

Derrepente estaba en una cancha de fútbol, al parecer mi mente es demaciado floja para imaginar un camino.
Me detuve a ver a un chico rubio, de ojos verdes, y extrañamente guapo con un ¿¡Cuchillo incrustado!? ¿Que mierda? Pero no me alteré, cuando el se dió cuanto lo estaba mirando se giro de ver la nada para verme a... Mí.
Me sonrió y caminó lentamente hacía mi,
-No te preocupes, George- me dijo cuando finalmente estaba serca mío, como si me fuera a besar, su voz era tan cálida, como la de una madre cuando ve a su pequeño bebé por primera vez.
Me agarró las manos suavemente,haciendo caer la raqueta, todo empezó a desvanecerse, el suelo callo para solo mostrar el cielo, mientras mis piernas subían junto al de el, flotando.
Unas gafas aparecieron en mis ojos, y hongos en mis brazos, mientras el extraño me miraba dulcemente.
-Tranqulizate, George- susurró, soltó mis manos y agarro el cuchillo atravesado de su corazón para después enterrarlo en el mio, extrañamente esto me hizó reír, como si de un beso se tratara, ignorando totalmente el dolor.

Y me desperté, llorando de la felicidad
¿Hace cuanto tiempo no veía a Dream?
Bueno, el me había mandado aquí, en el calabozo por salvarle la vida con magia.
Ya eran las 8:30, sin embargo, no vino ningún soldado con espadas.

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