Cap. I - Good Morning Ledxotanil

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En la década de 1980, Stephen Hawking, junto con el estadounidense James Hartle, desarrollaron una nueva concepción sobre los orígenes del Universo. Resolvieron un problema que arrastraba la ciencia desde las teorías de Einstein, que sugerían que el Universo tuvo sus comienzos hace 14.000 millones de años, pero que no explicaban nada sobre cómo se originó.


Hartle y Hawking, utilizaron una teoría diferente llamada mecánica cuántica para explicar cómo todo surgió de la nada. El postulado ató un cabo suelto, pero soltó otro: la idea sugería también la posibilidad de que el Big Bang creó no solo un universo, sino un número infinito de ellos. Algunos, de acuerdo con la teoría de Hartle-Hawking, serían muy parecidos al nuestro y otros sutilmente diferentes, regidos por leyes físicas distintas.


Y aunque suena exagerado, las ecuaciones que utilizaron ambos científicos hacen que estos escenarios sean teóricamente posibles...


(bbc.com/mundo/noticias-43970653)


Entre acordes de rock y pop de su banda favorita The Cure, según, porque era lo que su madre escuchaba embarazada, había amanecido esa mañana Thoro Bridgman. No pegó un ojo en toda la noche, al pié de la cama de Suzanne; su novia desde el colegio. La chica un año menor que él, padecía cáncer en el estómago, lo que le ocasionaba tan terribles dolores que obligaban a los médicos a suministrarle analgésicos y algunas drogas medicinales para que lograra dormir un poco y aplacar esos dolores. Las quimioterapias eran cada vez más abrasivas y desgastantes para su tierno cuerpecillo de 1. 60 de estatura, en otros tiempos atlético por haber sido parte del equipo de voleibol de su escuela, por años. Sus cabellos lacios, negro azabache, contrastaban hermosamente con sus ojos verdes, aunque estaba muy cortito, la caída era consecuencia de la quimio.


Esa mañana entraron los médicos a realizar la acostumbrada revista matutina. Thoro no se percató, estaba de espaldas a la puerta y con la música sonando a volumen muy alto en sus audífonos, absorto en su libreta de composiciones musicales.

Los padres de la chica les acompañaban con el fin de escuchar los posibles avances de su hija. Solo que tales avances no se habían suscitado, alcontrario, la condición de Suzanne no iba a mejorar. 


Algo más de veinte minutos de conversación a espaldas de Thoro les robaron a ellos y a la propia chica, toda esperanza de vivir. Quien con lágrimas en los ojos, pero con semblante de quien es fuerte para soportarlo, con voz entrecortada pero firme, se dirigió a su médico tratante:


—¿Cuánto tiempo me queda?


—Hablaré con tus padres...


—¡¿Cuánto me queda?!


—Un mes, máximo dos... Lo siento.


Su mirada, sorprendentemente fija para el caudal de lágrimas que brotaban de sus hermosos ojos. Reflejaban la tristeza de alguien a quien se le acaban de arrebatar todos sus sueños e ilusiones. Las más hermosas ilusiones; las producidas en la juventud, provistas todas, de inocencia, pureza y fe en la vida. Pues la juventud cree que todo lo puede, y sí, todo lo pueden...


Para cuando Thoro se percató de el llanto de su novia, ya los médicos y los padres de la jovencita habían abandonado la habitación. Alarmado, pues, no era usual ver a su chica llorar, ni en los peores momentos, rápidamente se quita los audífonos, la toma entre sus brazos preguntándole con la mirada el motivo de su llanto que hacia que su palidísimo rostro cobrara color por unos instantes.

Como En El Cielo - Just Like HeavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora