Capítulo 2

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Era un sábado, 11 de la noche.

Freddy se encontraba tumbado en su cama. El haber recordado a su padre lo había entristecido demasiado. De repente, escuchó una voz proveniente del salón.

- Freddy, ¿Puedes bajar un segundo, cielo?

- Claro mamá, voy

Freddy bajo hasta el salón donde su madre lo esperaba. Iba vestida con prendas que solo usaría si se fuera a trabajar.

- ¿A donde vas mamá?

- Eso quería contarte Freddy. Verás, ha habido un incidente en mi trabajo. Todos los documentos que preparé esta semana fueron borrados de la base de datos de la empresa. No conservo una copia de ellos, así que tengo que volver a hacerlos.  Volveré mañana por la mañana a más tardar. Te he dejado comida en la nevera y dinero en la mesa, cualquier problema me llamas, ¿Vale?

- Claro mamá, no te preocupes. Adiós.

- Adiós cielo.

Freddy permaneció un rato sentado en el sofá, en silencio hasta que tuvo una idea. Se fue a su cuarto y agarró una cuerda.

- Oye, oye ¿Qué piensas hacer con eso? - dijo Fred, con cierta inquietud en su voz, realmente tenía miedo de lo que Freddy podía hacer con esa cuerda en sus manos.

- Tranquilo Fred, no voy a hacer ninguna tontería. Se que últimamente he estado bastante depresivo y la primera impresión al verme con una cuerda es esa. No te preocupes.

- Más te vale, aún así no te quitaré el ojo de encima.

Freddy salió de su casa y se dirigió al patio trasero. Al llegar allí subió a un árbol algo bajo y desde allí enganchó la cuerda al techo. Con algo de dificultad logro subir.

- ¿Que hacemos aquí?

- ¿A ti que te parece?

Freddy sacó su móvil y unos auriculares.

- Elije tu la que más te guste.

- ¿Que?

De repente Fred se encontraba tomando posesión del cuerpo

- Que elijas tu, yo me voy a dormir. Cuando quieras bajar avísame.

- Esto es impropio de ti... ¿Porqué me cederías el control sin oposición ninguna solo porque si?

- Te lo dejo a tu criterio.

- Es enserio Freddy. Desde que hablaste con esa chica no dejas de actuar extraño. Es como si ya no me odiaras...

- Nunca te he odiado Fred. Sólo odio algunas de tus acciones, como coquetear con chicas y luego cederme el control para que yo me lleve la cachetada, o no respetar los turnos del cuerpo. Es solo eso.

- Es que siempre te enfadabas conmigo sin motivo y me arrebatabas el control sin que fuera tu turno.

- Fred, no hacía falta que golpearlas a esos chicos.

- ¿¡Que no hacía falta!? Te insultaron, te golpearon, te humillaron, ¿¡Y aún así los defiendes!?

- No los defiendo Fred, solo digo que tus métodos no fueron los mas, eh... Ortodoxos. Había mejores opciones que golpear sus cabezas una y otra vez  contra esas taquillas.

- Entonces, ¿En verdad no me odias?

- No estoy seguro Fred. No has sido un santo, pero tampoco puedo satanizarte por todo lo que has hecho. Supongo que me llevará algo de tiempo, pero si. No te odio del todo.

Freddoy: Una historia de FNAFHSWhere stories live. Discover now