-Aeropuerto-

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Sabía que no tenía que hacerlo incluso antes de haber emprendido su viaje, el último, se decía una y otra vez con la esperanza de que así fuese. Los cinco últimos años han sido un viaje constante, aunque tiene la sensación que toda su vida lo es, no pertenece a ningún lugar. Sin familia con la que mantenga relación, sin amigos de verdad, de los que están ahí para lo bueno y sobre todo para lo malo, de los que una vez tuvo y no supo mantener. Ahora está cansada y decidida a poner fin a su viaje.

Todo empezó saliendo de Lima, Ohio. ¿Dónde? Al lugar más lejano al que pudo ir con el dinero que tenía en los bolsillos. Desde Ohio a Misuri. Ochocientos km, km arriba, km abajo. A Misuri le siguió Iowa, Minnesota, Dakota del Norte, Utah, Nevada y finalmente Washington, donde ha estado los últimos cuatro meses.

El destino quiso que volviera a Ohio, solo para hacer una parada antes de volar a la gran manzana. No estaba en sus planes pero el tiempo había obligado al piloto a aterrizar en el lugar donde creció. No salió del aeropuerto ¿para qué? No había nadie a quien visitar.

Una noche más en un aeropuerto, no era la primera. Ha visto despedidas, reencuentros, llantos, risas, grandes recibimientos, llegadas solitarias... Puede decir que pocas cosas le van a sorprender ya, incluso una propuesta de matrimonio vivió, no a ella por supuesto. Pero otra vez el destino quiere jugar, jugar a sorprender a la pequeña Lauren Jauregui, como tantas veces antes.

Los aeropuertos suelen ser ruidos, al menos en los que ella ha estado, pero no recordaba que el pequeño lugar de su ciudad lo fuera tanto. Un bebè llorando. Un niño peleando con el que parece ser su padre, o eso supone ella porque ni siquiera se ha molestado en abrir los ojos o levantarse de los incomodos asientos en los que esta acostada. También puede oír a un hombre discutir con una de las trabajadoras de la terminal. Por fin se callan. El bebe deja de llorar. Una mujer, la madre supone, consigue que su hijo y su marido dejen su discusión. Y el hombre acaba por darse por vencido con la trabajadora. Lauren sonríe, a veces es imposible conseguir lo que uno necesita de ellos, lo sabe muy bien.

Algo se estrella contra los asientos a su espalda, no sabe si es una maleta o una persona. Pronto lo descubre. Un murmuro de disculpa llegó a sus oídos proveniente del señor que minutos antes discutía con la ¨amable¨ empleada, la maleta es lo que ha chocado con los asientos.

¨ Disculpe ¨ - susurró el hombre y sin más continuo rebuscando en los bolsillos de su maleta. Ella tiene dos opciones, seguir con su descanso cinco minutos más o averiguar que le ocurre.

¨ No hay problema ¨ - musita sentándose correctamente, quedando de espaldas al hombre - ¨ ¿Necesita ayuda? ¨ - se ofrece poniéndose en pie y dándose la vuelta

¨ ¿Lauren? ¿Lauren Jauregui?¨ - pregunta confundido, el hombre entre cierra los ojos para ver bien a la chica.

¨ Hola señor Cabello¨ - antes no lo reconoció pero la imagen ante ella es inconfundible. A pesar de tener algunos años más, usar anteojos y que algunas canas hayan aparecido en su cabello, el hombre sigue siendo el mismo. La misma sonrisa, el mismo porte. - ¨ ¿Puedo ayudarle? ¨

¨ Si. No me llames señor, me hace sentir más viejo de lo que soy ¨ - comentó con una sonrisa amable, unas de que la ojo verde no recibía hace tiempo. - ¨ ¿Qué te trae por aquí? ¿Vienes a pasar la navidad con tu familia? ¨

¨ No. Estoy de paso. Aterrizaje de emergencia. Voy a NY ¨

¨ Yo también. Voy a pasar la Navidad con mi hija ¨ - Lauren nunca había visto una sonrisa de orgullo como la que el hombre le mostro y le hizo recordar que no había nadie que pudiera estar orgulloso de ella.

¨ Así que al final lo consiguió ¨

¨ ¿Cómo? ¨

¨ Ir a NY. Broadway. Su sueño ¨ - dijo recordando que no había nada que la morena quisiese más.

Una navidad diferente (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora