Nauseas

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Ran Haitani se arrepentía, si se arrepentía profundamente de haber golpeado a un pomposo bastardo frente a su líder solo con la finalidad de quedar bien con el mismo.

Y es que si el peli blanco en particular gozaba de ver a sus esclavos hacer ese tipo de cosas nada, pero nada en este mundo lo preparo para ver la cara del chico de piel canela pálida cuál hoja de papel, y todo podría haber quedado en solo eso pero no fue así.

Cuando su líder se agarró de sus hombros en un agarre casi mortal y vómito todo su desayuno y almuerzo en sus zapatos no hubo de otra más que llevarlo a el baño más cercano y pensar cómo diablos quitarse el costoso calzado sin vomitar el mismo.

Izana aún seguía blanco y ahora se aferraba cuál diva en crisis a un retrete mientras seguía vomitando quien sabe que tantas cosas pudiera tener ese delgado estómago.

Arrepentimiento, esa era la palabra que se repetía una y otra vez en su mente por ser tan pendejo como pedirle una cita cuando era claro que el gran rey estaba enfermo del estómago y ahora no disfrutaba el aroma de la sangre de pandillas contrarias o el crujir de los huesos de sus oponentes al romperse sin sentir las que el auto denominaba.

"Asquerosas Náuseas"

Un Bebé para Izana Kurokawa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora