Confuzie

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Los pájaros cantan, el viento juguetea con las hojas de los árboles moviéndolas de aquí para allá en una suave brisa que marca tan hermosa temporada, una en la que los estudiantes aprovechan para hacer un sinfín de travesuras o en su defecto declarar su amor a la persona de la cual gustan puesto a que al ser las vacaciones largas garantiza un gran lapso de tiempo apartados de ése ser querido, por ello no es de extrañarse que muchos estén en ésas movidas y entre ellos residen cierto albino junto a un azabache quiénes al darse cuenta de la forma más cómica posible que se encuentran navegando por el mismo barco decidieron hacer a un lado su enemistad para ayudarse mutuamente, ambos planes parecían ir como viento en popa, por lo menos hasta hace unos minutos pues Atsushi por su parte dejó una carta en el casillero de ésa persona y Akutagawa... Akutagawa está siendo Akutagawa, se está haciendo el occiso, de pronto una enorme cobardía lo invadió y decidió dar diez pasos atrás de veinte que avanzó, dicha actitud desesperó a Nakajima puesto a que fueron ¡Horas y horas de ardua investigación como para que todo se vaya al carajo!, Además sí es rechazado no quiere ser el único que se corte las venas con galletas de animalitos escuchando a Valentín Elizalde con "Vete ya", por ello medita un poco el método que podría emplear para hacer que Ryūnosuke dejé de mantenerse en la tan cómoda pero fastidiosa zona segura del "Admirador" ¡Sí!, ¡El admirador!, Dícese de aquel que sólo gasta con la mirada a la persona de la que está enamorado pero nunca se atreve a hacer saber sus sentimientos, ¡Ojo! Que el admirador puede escalar al stalker pero el heterocromatico duda que el de puntas puras admirador de The Rasmus y Green Day llegué a tanto, sin embargo cómo si de un poema celestial se tratará la solución a sus problemas llegó caminando y no habla de un sentido literal.

—Atsu ¿Ocurre algo?— Cuestionó cierto pelirrojo quién fue llamado por el menor con una serie de ademanes.

—¡Si!.— Exclamó el aludido reteniendo del antebrazo al presunto gótico el cual estaba a nada de pintarse de colores dejando el polvo a su paso como prueba de que una vez estuvo ahí —. Akutagawa tiene un problema y quizás usted pueda ayudarlo ya que yo no soy mago para hacer magia ni santo para hacer milagros—

Chuuya rascó con intriga su nuca, no comprendió el desesperó implantado en los verbos de su compañero pero aún así decidió girarse hacía el más alto observando ése semblante estoico pero con un leve rubor cubriendo ésas mejillas tan adorables.

—Bien Aku, escupe ¿Qué te tiene tan acongojado?—

Cómo si fueran un par de niños el peliblanco estampó con fuerza su mano contra la cabeza de su rival para hacerlo hablar y pese a que se ganó una temerosa mirada asesina por parte del chico ésto pareció funcionar puesto a que lo escuchó chistar mientras se soba el golpe.

—Estoy enamorado de alguien y ése alguien es...

—Ya sé.— Interrumpió el de hebras similares al fuego, soltando así un pesado suspiro mientras ve de forma directa a los ónices de su ajeno—. Sabía que no tardabas en declararte a Dazai, te ayudaré no te preocupes pero ¿Eres consiente de que la momia de Guanajuato gusta de tener sexo el primer día de novios?—

Antes de que Ryūnosuke pudiera responder, los colores carmín tan intensos en los mofletes de Nakajima tomaron notoriedad y no sólo eso sinó también su actitud felina, claramente trata de comunicar algo de lo que más tarde seguramente se arrepentirá pero debía hacerlo, por ello bien plantado dió a conocer parte del meollo del asunto.

—¡¿Cómo sabes?! Y ¡Ryū realmente...

Sin realmente quererlo el de cabellos obscuros le cortó el momento de catarsis con un estornudo y eso fue una de las gotas que pareció derramar el vaso ya que de no ser porque Nakahara intervino, el usualmente apacible chico le abría brincado encima al otro.

Akutagawa Tiene Que Decir Algo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora