Capitulo uno : Promesa

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“Prometes venir un día de estos a mi escuela george¿?“ era una absurda pregunta de niños pequeños que le había hecho a su amigo por correspondencia en una de las miles de largas cartas que le enviaba cada semana.. aunque para él eran muy en serio ese tipo de preguntas en sus cartas desde “Si tuviéramos un gato como le llamaríamos“ hasta un “Si vivieras al lado mío iríamos juntos a la escuela todos los días¿?“. esas eran las cartas las cuales eran muy frecuentes pese a la distancia en la cual se encontraban en ese momento, cada fin de semana se veia cómo esperaba ansioso la llegada del cartero con la bendita y muy esperada correspondencia la cual muchas veces no llegaban para él con la anticipación que esperaba pero cuando era así se podía sentir como esa casa se llenaba por sus emociones desbordantes, corría a todos lados y pegaba pequeños saltos en el primer piso de su hogar, pese a los leves reclamos por sus padres de que no hiciera tanto ruido, pero ese día era distinto, en su carta anterior le había hecho la pregunta de oro a su “amigo por correspondencia“ el cual le había asignado su escuela gracias a la iniciativa y alianza confusa que tenía está con la otra la cual se encontraba en otro continente. Aún recordaba a la perfección lo que decían esos pedazos de papel pero en específico el final.

“George, yo te tengo un aprecio muuuuy grande, quiero ir a verte pronto pero no se puede y se que tú tampoco puedes, así que.. ¡cuando sea grande me iré a vivir contigo!, Claro Si no te molesta eso. Pero, pero antes de que digas que “no“ piensa en todo lo que ambos podríamos hacer. Literal toooodo lo que queramos¡!“

Era un manojo de nervios silencioso el cual en cualquier momento explotaria o quizás no, él podía ver fijamente el reloj de vez en cuando rogando porque pasará mas rápido el tiempo y así pudiera escuchar el camión del cartero acercarse desde la esquina sureste de su hogar y pasar por esas cuatro casas antes de la suya. Si, las tenía contadas, tenía contado cuánto este se demoraba en llegar a su casa y todo hasta que ahí lo escucho su ruido inconfundible y los perros ladrar. Calmada y lentamente comenzó a contar —Uno, Dos, tres, cuatro, cinco— ya había acabado con las dos primeras casas —Seis, siete, ocho, nueve, díez— la tercera estaba lista —Once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete.. y DIECIOCHO.— habría dicho fuertemente para después correr a abrir la puerta con la mayor emocion que había experimentado en toda su corta vida.

—Vaya, vaya, ¡pequeño clay siempre puntual!— le dijo el anciano con una sonrisa.

—Y usted siempre tan alegre señor Malcolm¡! Am.. este.. usted..., ¿usted no tendría una carta especial para mí?— preguntaba con una sonrisa mientras sus dedos jugaban y se entrelazaban sin vergüenza alguna.

—Dejame ver..— Comentó el caballero mientras se colocaba sus lentes y ojeaba la correspondencia notando cada vez como se impacientaba más y más —Acaso es... una carta celeste con una estampilla llamativa lo que buscas¿?— seguido decir eso saco de su bolsillo la carta la cual estaba en perfecto estado —No se porque pequeñín pero presentía que está debía de ser especial, así que la mantuve alejada de las demás postales para no perderla— guiño suavemente en respuesta para después entregársela junto a una Lollipop de cereza que tenía exclusivamente para él.

—Oh ¡si,si,si! Gracias señor Malcolm, gracias, gracias¡!— le respondería aceptando las cosas para después abrazarle, adoraba a ese señor, acepto sonriente toda la correspondencia, le entrego unos diez dólares que para él era mucho y luego ambos se despidieron.

Cuando cerró la puerta dejo inquietamente las cartas que no le interesaban para después mirar fijamente la de tonos llamativos, trago en seco mientras pensaba en que podría haberle dicho. actuaba como todo un dramático en ese momento pero al fin abrió el sobre sacando los papeles comenzando así a leer, primero era sobre su semana, sus nuevos intereses y algunas quejas sobre sus profesores, no había nada sobre su pregunta de antes ¿y si la había tomado como juego?, Siguió leyendo, incluso releyó pero nada. Ya estaba muy seguro de que la había tomado como una broma, hasta que dió vuelta el papel.

“Pd: Hey Dream, respondiendo a tu pregunta no, no me molestaría en lo absoluto vivir contigo pero ¿no olvidas que soy tres años mayor que tú?, Lo veo algo imposible ya que cuando yo tenga veinte tu tendrás diecisiete, si encuentras una manera para que eso suceda prometo vivir contigo y yo igual me tengo un gran aprecio.“

Sus ojos se abrieron mostrando una gran ilusión, aún le quedaban unos seis años antes de cumplir los diecisiete pero su ilusión infantil era mucho más grande que su razonamiento. Sin esperar nada corrió al despacho de su padre cosa que era habitual y se sentó en su escritorio comenzando así a escribirle una nueva carta con miles de planes y formas de decorar su futura casa. Al acabar su larga escritura tomo los papeles y los fue a dejar a su dormitorio pasando por el de su hermana menor la cual estaba jugando con su casa de muñecas, se miraron mutuamente y en respuesta le saco la lengua cosa que la menor tomó mal ya que le tiró una de sus muñecas a la cara. —Dris— le dijo su madre a la pequeña la cual estaba justo pasando por ahí eso significaba una cosa un regaño. —No le hagas eso a tu hermano, y no es porque seas una educada y linda señorita. Es porque él es mayor que tú y merece tu respeto.— le comentaria la hermosa mujer agachandose mientras recogía la muñeca y se acercaba para así entregársela —Y aparte las lindas señoritas deben reprimir este tipo de emociones y lo sabes, oh ¿acaso no quieres conseguir un lindo esposo cuando seas más grande?. A los hombres no les agradan las mujeres que actúan asi— y ya había comenzado, la cara de arrepentimiento total de su hermana demostraba todas las ganas posibles de taparse los oídos, inclusive lo miraba fijamente con una expresión clara de ruego como un “Interfiere o haz algo por favor Dream.“ cosa que entendió a la perfección.

—Madre, ¿hay una forma en la que pueda irme de casa a los diecisiete?— pregunto clay de forma rápida llamando totalmente toda su atención.

—No. Si no es a los dieciocho tu no sales de esta casa mi amor, ¿por qué?.—  le dijo suavemente mientras se acercaba y acariciaba sus suaves y pecosas mejillas.

¡Porque es importante!— dijo sonríente para después correr en dirección a su cuarto.. estaba decidido en vivir con george y esperaba que esa actitud decidida y sus ganas de verlo no desaparecieran.

El Departamento 744 [𝚍𝚗𝚏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora