Prólogo

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Sus manos rusticas me tomaban con fuerza de las muñecas, sus ojos mirándome con aquella frialdad que lo delataba, mandíbula apretada haciéndola ver empinada hasta el punto de parecer que podía ser tan afilada para poder cortarte la cara, una vez más con fuerza me sostuvo sobre la pared, colocando mis brazos y manos en ambos lados de la cabeza, era una posición incómoda, había un terror en mis ojos que no podía ocultar y aquel castañeo de dientes que me delataban, le hacían saber que me encontraba aterrada, las puntas de sus pulgares eran tan rasposas como asquerosas sin lugar a duda, aun así seguía tanteándome como lo solía hacer, mis pequeñas piernas parecían hechas de gelatina dulce, un dulce que ahora me sabía amargo. No podía dejar de llorar, mis lágrimas salían descontroladamente por mis ojos, y tragando duro pude tomar el valor de gritar.

Me encontraba desesperadamente asustada, pero pude sentir que mi pulso se aceleraba cada vez más, de repente todo se volvió negro, pude sentir frio sin lugar a duda, pequeñas hebras de vello corporal se despertaban, haciendo que mi piel se erizara a tal punto de querer rascarte para evitar dicha sensación.

De repente todo se volvió oscuro, de nuevo, Mi corazón iba a millón, me encontraba en un bosque, estaba en la misma situación, obviando algunas cosas y dejando pasar uno que otro detalle. A excepción de la situación pasada pude percatarme que me encontraba corriendo, corría como si fuera el fin del mundo, como si mi vida dependiera de correr solamente para poder vivir. Miré hacia atrás un par de veces con la respiración irregular, encontrándome en un punto exacto de lo que parecía un bosque, por su fachada; rodeada de árboles extremadamente grandes impidiendo que lograras obtener una visión más clara del lugar. Simplemente confuso, pero antes que todo, perturbador.

No podía ver la realidad de las cosas, pero solo sabía que había algo detrás de todo el embrollo, y jure; averiguarlo a como dé lugar, iba a avanzar pronto, eso lo tenía previsto; lo que si me daba miedo era descubrirme.

Porque realmente yo no sabía quién era en realidad.

En busca de mi identidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora