Mirada congelada

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—Muy bien. Ahora… A ver qué hacemos contigo—La aguda voz de Paimon llamó la atención de Lumine y de Teucer, quien había llegado a Mondstadt tras infiltrarse en un barco de mercancías desde Snezhnaya.

El pequeño había recibido una carta de su hermano diciendo que iba a quedarse un tiempo en la nación de la libertad por unos asuntos del trabajo, y no pudo evitar querer ir a darle una sorpresa como bien había hecho hacía tiempo en Liyue. Aunque la sorpresa se la llevó la viajera, la cual descubrió a Teucer escondido en una playa mientras completaba un encargo del gremio. Ahora estaba llevando al pequeño a la ciudad, puesto que viajar con él para buscar a Tartaglia era algo peligroso, y más sin conocer su ubicación exacta. Conociéndolo, era posible que estuviera en el sitio más peligroso de todos buscando algún poderoso jefe al cual enfrentarse para poner a prueba sus habilidades de combate. Tal vez Espinadragón o la Guarida de Stormterror. No, no era lugar para llevar a ese niño. Debían dejarlo con alguien que lo cuidara mientras ellas dos iban a buscar al Fatui, y definitivamente debía ser un adulto responsable. El problema era que Jean y Lisa seguramente estarían demasiado ocupadas con su trabajo. Venti… no era responsable. La catedral era una opción, pero un niño hiperactivo en un lugar así no era buena idea.

De golpe la mejor opción cruzó su mente; Diluc. Él era un adulto responsable, y Teucer podía estar tranquilo tomando un zumo en la taberna. Sí, sin duda era una gran idea.

—Vamos a ver a Diluc. Dejaremos a Teucer con él—comentó la rubia. Su compañera asintió, y los tres pusieron rumbo hacia el bar.

Al entrar en el lugar se encontraron una escena que no era nueva, pero sí sorprendente. Diluc se encontraba limpiando las copas, mientras que Kaeya hablaba con él alegremente, bebiendo su tan característica copa de "Muerte después del mediodía". No parecían estar discutiendo, sino que era una tranquila charla entre hermanos.

—Oh, muy buenas, viajera. Un placer verte—su mirada se posó en el nuevo y joven integrante del grupo—, ¿quién es este intrépido aventurero que te acompaña? —preguntó con una sonrisa, indicándoles que se acercaran. Diluc los miró, tranquilo.

—¿Vais a tomar algo?

—¡Paimon quiere unas brochetas y…! —Lumine tapó su boca, negando.

—Él es Teucer, es el hermano pequeño de un amigo nuestro. Viene desde lejos, así que sírvele un zumo—comentó, dejando unas monedas sobre la barra—. Nosotras debemos ir a buscarlo, ¿podéis quedaros con él hasta que volvamos? —preguntó algo esperanzada. El chico de cabello rojo miró al niño desconocido que se sentó en una de las banquetas con ayuda de Kaeya, y solo asintió.

—Está bien. A esta hora no viene mucha gente, así que puede quedarse. No tardéis.

—Muchas gracias.

Dicho esto, Lumine y Paimon salieron de la taberna en busca del undécimo heraldo de los Fatui. Diluc le sirvió al pequeño un zumo de uva, y Kaeya apoyó el codo en la barra, dejando reposar su cabeza sobre su mano.

—Así que eres un pequeño aventurero, ¿de dónde vienes?

—De Snezhnaya—comentó tranquilo, bebiendo. Kaeya notó cómo Diluc se tensaba; no era secreto que aquella nación se caracterizaba por ser el origen de los Fatui, aquella organización que el pelirrojo odiaba más que a nada en este mundo. El adulto de tez morena sonrió levemente, pensativo; sería interesante que aquel chico que estaban buscando fuera justamente de los Fatui. ¿Cómo reaccionaría su hermano? Oh, solo de pensar en ver a Diluc molesto tenía ganas de reír.

—Vaya, es muy lejos—halagó con una sonrisa—. Tu hermano vino a Mondstadt por trabajo, ¿a qué se dedica?

—¡Es vendedor de juguetes! Y de mayor quiero ser como él… Es genial —aquella sonrisa tan pura que demostró el pequeño era muy adorable. Le hacía pensar en cómo sería ese hermano mayor del que tan orgulloso se sentía.

Mirada congelada || Childe X Kaeya || Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora