Alumina

The WORLD

—Parece que tienen un rastreador también —dijo Karin.

Habían pasado cuatro días siguiendo a un grupo, pero cada que estaban por alcanzarlos, volvían a poner distancia entre ellos.

—¿Qué justu podría tener más alcance que el ojo de la mente de Kagura?

Karin se puso de pie, poniendo las manos en la cintura y moviendo el cuello. Estaba demasiado cansada, y bastante frustrada. No tenía grandes habilidades de combate, pero estaba muy orgullosa de las que se había especializado, por lo que, si estas no estaban resultando efectivas, se estaba convirtiendo en un elemento inútil.

Sin embargo, lo que la tenía realmente harta, era la insistencia del shinigami en algo que llamaba precisamente; ojos de shinigami.

Desde que comprendió cómo era que estaba siguiendo el rastro de sus objetivos, no había dejado se hacer preguntas que no respondía para que Sasuke no la considerara una loca, para enseguida enlistarle todas sus teorías de lo que podía pasar si se juntaban las dos cosas.

—Estoy aburrido —se quejó Ryuk, colgando de cabeza de la rama baja de un árbol, aunque era tan alto que su cabeza casi tocaba el suelo —. Vamos, anda ¿qué es la mitad de tu vida?

—¡Es suficiente! —chilló.

Sasuke retrocedió.

—¡Hay que separarnos!

—¿Cuál es tu plan?

—Lo único capaz de alcanzar el mismo rango que yo, es alguien con igual o mayor experiencia...

—Creí que los habían matado a todos.

—Uzushio no fue devastada en un ataque directo, los habrían visto venir con tiempo suficiente como para agruparse. Fue una conspiración*. Mi madre me contó que la razón por la que sobrevivió es porque tomó una misión fuera, cuando regresó, la aldea ya no existía, así que no sería extraño que hubiera otros casos. Sigue hacia noroeste, los llevaré hacia el cañón, debe de estar aun el escondrijo de Orochimaru, ¿lo recuerdas? Está revestido para bloquear rastreadores, los puedes emboscar si llegas primero.

—¿No se percatará de que nos separamos?

—Sí, pero siempre se le da prioridad al rastreador.

Sasuke volvió a respirar profundo.

—Si al anochecer no los cercamos, vuelve conmigo.

La chica intentó no reaccionar ante una declaratoria que claramente ella había entendido mal, pero como no estaba segura sobre si Sasuke podría darse cuenta o no, prefirió darle la espalda.

—Sí. Está bien.

Él no hizo más preguntas, simplemente se marchó, lo que le dio a Karin la oportunidad de encarar a Ryuk. Sacó una manzana de la bolsa cruzada que llevaba y se la ofreció, pero la retiró antes de que pudiera tomarla. El shingami, se contorsionó de forma más extraña de cómo eran sus posturas habituales.

—No seas cruel —gimoteó —. Hemos estado corriendo todo el día.

—Tú no corres —reprochó Karin.

En efecto, Ryuk se había mantenido por sobre su cabeza, usando sus alas para mantener el paso. Karin lo miró de arriba abajo, no entendía por qué se quejaba si claramente no resentía el esfuerzo de ninguna manera, y acabó por darle la manzana, solo para que dejara de suplicar.

—¿Por qué te resistes? —preguntó, luego de darle la primera mordida.

—¿A darte la mitad de mi vida? ¡Pues porque es la mitad de mi vida!