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Al pasar tres días de aquel vergonzoso momento, ambos habían agarrado confianza.

Siempre el omega mayor iba cada tarde a platicar con el alfa menor.

Siempre escuchaba cada cosa que decía, sus quejas y sus penas.

Sintió un nudo en el estómago cuando el menor le contó como todos sus compañeros de trabajo hablaban mal a sus espaldas.

Vio los ojos de Yibo rojos queriendo llorar y para Zhan era algo muy doloroso. No le gustaba verlo así.

No le agradaba que la persona que le gustaba llorara.

—Eres muy lindo para que llores — Zhan se acercó quedando al lado del alfa, algo sonrojado por lo dicho.

—Tú también eres lindo, Zhan. Me gustaría tener la confianza que tienes.

El mayor se mordió el labio y sintió sus ojos picar.

Su omega estaba sintiendo la tristeza de su alfa.

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