Sus deseos son mis órdenes // Felinette

22

No es algo fuera de lo común que a veces algunos sirvientes despierten los deseos sexuales de los privilegiados; era importante estar consciente de ello cuando te postulabas a estos empleos.

Cuando eres un sirviente, no existe la violación.

Luka estaba más movido que otros días, y como siempre, regalaba una dulce y empalagosa sonrisa a la Dupain; mientras que al mismo tiempo sin ser demasiado obvio mostraba cierto rechazo por cumplir órdenes de Chloe. No sé si por lealtad o cuestiones propias.

—Félix ¿Puedes traer unos papeles que llegaron en la mensajería el otro día?— me pidió la princesita mientras seguía discutiendo con la rubia de algo.

Caminé y en el corredor, pude ver como otros sirvientes murmuraban.

Como dije, no era algo fuera de lo común que un sirviente se acostara con un burgués; pero los sirvientes sí lo veían con desprecio, era lo más bajo que podías hacer con tal de conseguir favores de la misma clase que nos tenía jodidos a todos.

—Pero si tiene la cara tan fina, le hubiera ido mejor de prostituta.— Sabía que no hablaban de mí. Hablaban de Luka.

A mí no me caía bien, pero el desprecio que sentía el resto de los sirvientes por él era enorme. Todos los que se llegaban a acostar con uno de sus jefes, llegan a ser violentados hasta incluso asesinados sino es que cosas más atroces.

—Dicen que la zorra de su hermana cayó en cama porque uno de los jefes le destrozo el...— No terminé de escuchar la oración, no quise.

Si algo le tenía que agradecer a la asquerosa princesa es haberme dejado bañar en su ducha, de lo contrario mi aspecto hubiera dado mucho de que pensar a estas bestias.

Lidiar con ello era lo que menos quería.

—¿Qué piensas de lo que dijeron?— Ni vi cuando el mismo Luka se había parado a lado mío.

—¿Qué eres una prostituta? Lo dudo mucho, aunque de ser cierto, no creo que un perrito faldero sea bueno en la cama.— Él sonrió.

—Ya quisieras poder comprobarlo tú.

Nadie aquí tenía ni un gramo de decencia.