Prólogo

16 0 0
                                    

No tenía ni idea de cómo había llegado al museo.
Pero allí estaba, en una amplia galería, rodeado de gente que iba y venía, inmóvil, desorientado, frente a un cuadro que no me gustaba, y lo más desconcertante de todo, completamente desnudo.
Cubrí mis partes íntimas con ambas manos en un acto reflejo.

Me encogí, miré en todas direcciones, me sentí completamente abochornado.

La gente pasaba a mi lado sin prestarme la menor atención, pero eso no disminuía la terrible angustia que me atormentaba.

Retrocedí, sin separar las manos, hasta apoyar la espalda contra la pared. Deseé despertarme con todas mis fuerzas.

No era el primer sueño en el que me veía desnudo entre un montón de desconocidos.

Alguien me señaló y se rio.

Era un niño que daba tirones al brazo de un hombre, que por fortuna estaba absorto contemplando un cuadro.

Yo sabía que aquel hombre era su padre.

Los Sueños sueños són. O tal vez no.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora