🍚 ፧ 𝗼𝗰𝗵𝗼 • ᴀʀʀᴏᴢ ʏ ʙᴇsɪᴛᴏ ✦⁾

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"No creo que me afecte". Jungwon recordó esas palabras cuando comenzó a sentir fuertes ganas de vomitar. 

Al haber comido rápido y en exceso sumado al pequeño estrés que el menor estaba pasando por toda la situación, al final acabó teniendo una fuerte indigestión que lo ha dejado con mucho malestar y sudoración, llegando incluso a causarle náuseas con la simple mención de cualquier cosa comestible. 

Su malestar había empezado ayer por la noche, y Jay, siendo el novio protector que es, lo llevó rápidamente al médico para encontrar una solución rápida.

Y aunque le mandaron un medicamento para las náuseas, el menor seguía sintiéndose algo revuelto y sudoroso. Por eso, Jay pasó casi toda la noche despierto en caso de que el castañito empeore o lo necesitara para cualquier cosa. 

Estaba débil, no podía moverse bien, y si quería ir al baño requería la ayuda del mayor. 

Luego de una tediosa mañana para Jungwon donde sus dolores estomacales no parecían cesar, Jay llegó a la habitación con un pequeño tazón de arroz, el único alimento que le recomendó el médico hasta que se le quitara. 

A Jungwon le gustaba el arroz. De hecho, es un alimento indispensable en sus comidas. Sin embargo, se encontraba lo suficientemente revuelto como para tenerle asco a todo. No quería beber ni comer nada. 

—Debes comer aunque sea un poco, Won, no puedes tomar el medicamento con el estómago vacío. 

—¡Pero siento que vomitaré con solo verlo! —Jungwon estaba llorando. Se volvía un chico muy sensible cuando estaba vulnerable. 

Jay llevó la pequeña cuchara de arroz a los labios del menor, pero este negó con la cabeza mientras le suplicaba con la mirada que no lo obligara.

Verlo lloroso, con el cabello revuelto al no haberse levantado de la cama y las mejillas rojas hizo al mayor suspirar y retroceder un poco, dejando que Jungwon procesara que debía comerse el arroz. 

Y para animarlo, empezó a bromear un poco. 

—Mira el avioncito, bruuuuummm —canturreó mientras movía la cuchara como si hiciera un trayecto hacia la boca del menor, pero este volvió a negar, solo que esta vez con un puchero. 

—No soy un niño... 

En respuesta, Jay solo alzó los hombros sin importarle que Jungwon no le siguiera el rollo, así que fue él mismo quien continuó. 

—Bruuuumm —cambió la dirección de la cucharita para llevarla a su propia boca, masticando bien gustoso el arroz. 

Eso hizo que Jungwon cambiara su decisión, y este abrió un poco los labios esperando que el "avioncito" volviera a tener arroz y decidiera volver a intentar volar hasta su boquita, cosa que pasó y Jungwon estuvo unos segundos masticando el arroz a pesar de que no le apetecía. 

El mismo proceso se repitió varias veces, pero lo permitió principalmente porque se le hacía divertido ver al mayor actuando tan infantil al exagerar el trayecto del "avioncito", llegando incluso a levantarse solo para recorrer toda la habitación con la cuchara. Gracias a eso pudo desviar su atención del malestar que sentía y logró tomarse la medicina al terminar el arroz.

—Lo hiciste muy bien, Wonnie. Por hoy no hace falta que comas más, así que puedes seguir reposando en la camita —avisó mientras le acariciaba la cabeza. 

Antes de volver a la cocina para lavar el tazón, se acercó al rostro del menor para besarlo, pero este puso su mano de por medio para interrumpirlo. 

—¡Noo, te puedo pegar la indigestión! 

—Que yo sepa eso no es contagioso. 

—Oh, en ese caso... —Jungwon tomó el cuello de la camisa a su pareja y estampó los labios contra los suyos, iniciando así un duradero pero suave beso sabor a arroz. 

Luego de ese día, cuando Jungwon ya estaba mucho mejor, Jay le dijo que no le seguiría obligando a comer cosas que odia por miedo a que vuelva a enfermar por su culpa. 

Sin embargo, Jungwon le dejó claro que, aunque no siguiera el plan, es completamente libre de cocinar lo que quiera, que él hará un esfuerzo por comérselo aún si tiene ingredientes que él considera desagradables. 

Es así como, con el tiempo, Jungwon logró acostumbrarse un poco a las verduras, frutas y demás, pues Jay siempre los preparaba bastante deliciosos. 

Ya no era tan quisquilloso, pero seguía poniéndole cara de asco al helado de menta y chocolate y a la ensalada. Esos eran los únicos alimentos al que no se podría acostumbrar nunca. 

Lo del helado lo dejó pasar, entiende que no a todos les gusta el sabor, pero con respecto a las ensaladas, Jay lo solucionó fácilmente al encontrar condimentos y recetas más complejas que hacen que este plato estuviera delicioso. 

Ahora Jay no podía evitar sonreír cuando veía al menor comer alegremente sin molestarse en analizar y separar la comida. 

—Wonnie, ¿sabes que es lindo verte comer? Tiendes a hacer pucheritos mientras masticas —comentó con un tono coqueto y una sonrisita traviesa mientras observaba cómo Jungwon se llevaba un trozo de calabazin relleno a la boca. 

Este tapó sus labios con la mano para masticar y luego decir: —Oh, ¿de verdad? —algo tímido. 

—Ajá. ¿También sabías que te amo mucho? 

—Eso sí que lo sé —respondió terminando con una risita—. Yo también te amo mucho. 

Ahora que esa etapa de novio quisquilloso con la comida había terminado, Jay y Jungwon siguieron disfrutando de la convivencia como la linda pareja que son. 

Por supuesto que las discusiones siguieron, pero eso es algo que ambos hacían simplemente por pura diversión, pues nunca discutían en serio. 

También empezaron a salir más con el HeeJake y Sunghoon, haciendo que tanto Heeseung cómo Jungwon se volvieran más cercanos con Park. 

Jay y Jake no saben si fue buena idea unir a esos tres, pues cuando se juntaban les hacían muchas bromas o se metían con ellos constantemente (obviamente de broma, pero a veces era imposible hacer que se detuvieran). 

Sí, se puede decir que todos están felices, incluido Soobin, que ya no era sujetavelas de nadie porque ambas parejas lo empezaban a atender más ahora que, gracias al ascenso, tenía más tiempo libre para visitarlos. 

The end.

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꒰ Eat It! ✔៸៸  ᴊᴀʏᴡᴏɴ ᵃᵈᵃᵖᵗ •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora