Cuatro

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Jia:

—Oh, muy bien, Jia, pero no lo suficiente. —Apretó una mano contra mi espalda y me empujó hacia abajo, observando el ruedo de mi falda moverse lentamente por la parte posterior de mis muslos mientras me inclinaba.

Empujó hasta que mi mejilla se volvió hacia los lados sobre su cama, y luego encontró mis muñecas y las estiró sobre mi cabeza.

—No te muevas un centímetro —susurró bajo en mi oído, desapareció un momento. Cuando volvió a la habitación, todavía me encontraba como me dejó, lo cual le agradó profundamete.

Hizo un trabajo rápido de anudar la cuerda blanca que había traído alrededor de mis muñecas y manos.

Envuelto alrededor de mis muñecas, atándome a sus deseos.

Todo mi cuerpo se encontraba en llamas por él, las llamas lamiendo cada pulgada de mi piel, y la única manera de apagarlos era hundiéndose él en mi.

Dio un paso atrás para admirar su trabajo: la forma en que mis brazos se veían estirados hacia delante y unidos; la forma en que mis tacones negros se clavaron en la alfombra; la forma en que mi culo se mostraba a su disposición.

Volvió a mi, levantando el dobladillo de mi falda con un dedo.

—Esto muestra una barbaridad, Jia. ¿Sabes cuánto?

Me miraba sobre la curva de su hombro.

—Sí —dije—. Puedo sentir el aire en mí...

Se arrodilló detrás de mi.. La falda de hecho apenas cubría lo que necesitaba, y la menor elevación habría revelado la costura rosada de mi coño.

—¿Por qué te pusiste este vestido hoy, Jia?

—Quería... quería que me follaras en él.

—Eso es sucio. Pero no tan sucio como estar en público, en la universidad, con tu coño desnudo tan expuesto. —se puso de pie y luego pasó las manos por mis muslos, para controlar el tejido suave en sus dedos y moverlo por encima de mis caderas—. ¿Qué hubiera pasado si el viento soplaba bajo tu falda? —Acarició mi culo mientras hablaba—. ¿Qué hubiera pasado si descruzabas las piernas y alguien miraba desde el ángulo correcto?

Mi voz era ahogada por mi brazo.

—No van a sorprenderse por algo que ya han visto.

¡Pam!

Respiré hondo, y sentí como una huella roja floreció en mi culo, claro, incluso en la luz tenue de media tarde.

—Estoy preocupado por eso —dijo—. ¿Sabes lo putamente celoso que estoy de los hombres que llegaron a verte de esa manera? ¿Lo celoso que estoy de todos ellos?

—No deberías…

¡PAM!

Me estremecí y luego amplié mi postura para empujar mi culo más cerca de sunmano.

—Sé que no debería —dijo—, ese no es el punto. No tengo tu vida pasada en tu contra. Pero esto —Dejó que su mano se deslizara hacia abajo para ahuecar mi coño, que se hallaba caliente, hinchado y húmedo—, esto lo estoy tomando esta noche. Estoy haciéndolo mío.

Me nalgueo de nuevo, y gemí contra mi brazo.

—No sé qué es lo que tienes —dijo, acercándose a mi oído—. Pero sacas el maldito hombre de las cavernas en mí. Mírame, Jia.

Lo hice, un hermoso ojo oscuro asomado por encima de mi brazo atado. Apretó mi coño, y me hallaba tan resbaladiza contra su palma.

Me apretó de nuevo y yo luchaba por mantener mi mirada en él.

—Jia, yo... quiero ser así contigo. Duro. Posesivo. Pero tienes que decirme que está bien. —Apoyó la cabeza en mi espalda, rodando su cara por mi cuello—. Dime que está bien, Jia. Di esas palabras.

—Sí —dije, y mi voz era urgente, clara, fuerte—. Sí, por favor.

—Por favor, ¿qué? —Tenía que estar seguro.

Podía oír la sonrisa en mi voz junto con la necesidad.

—Jungkook, eres exactamente lo que quiero. Úsame. Sé duro. Déjame marcas. —Hizo una pausa—. Por favor.

Eso era todo lo que necesitaba. Besó la parte posterior de mi cuello y luego se enderezó para poder golpear nuevamente mi culo, para luego acariciarlo y calmar mi dolor. Frotando el lugar correcto después para calmar el ardor.

—Ponte de pie y date la vuelta —me pidió y lo cumplí de inmediato.

La expresión de mi cara era suficiente para que fuera por mi, me hallaba dispuesta a hacer cualquier cosa para ser follada en ese momento y sabía que Jungkook tenía en mente muchas cosas para hacerme.

Pero primero…

Always in my mind › jjk ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora