Harvey se alejó lo suficiente para que no me apenara al ser escuchado por él. Alcé la moneda pero me detuve, ¿y si me echaba en cara no haberle respondido a su mensaje de voz hacía dos meses? No, él se sentía igual de culpable que yo y aceptaría cualquier oferta de amistad. Y a decir verdad, comenzaba a ilusionarme la idea de volver a escuchar a mi papá en una conversación real. Esto logró que me olvidara de toda la violencia anterior, lo único que me esperaba ahora era un hogar al que Harvey había prometido acompañarme si lo conseguía.
Incrusté la moneda y marqué su número. El tono que se repetía casi provocó que cortara. Él no respondió y respiré profundo. Sin embargo, atendió con el segundo intento.
—¿Quién habla? —Lo oí por primera vez, no sabía qué hora de la noche era.
—Hola, papá. Soy yo, Mika.
Del otro lado se oyó silencio, interrumpido por las bocinas de algunos autos y luego, por las cosas que se caían alrededor de él, porque se había levantado con brusquedad de donde sea que estuviera acostado.
—¿Mika? —repitió después de varios segundos de silencio—. ¿Estás bien? —De seguro era más tarde de lo que podía imaginar
—Sí, estoy bien, ¿y tú?
—¿En dónde estás?
—En Nebraska.
Otra vez silencio, silencio que me mantenía tenso y sin poder hablar como me gustaría.
—¿En Nebraska? —preguntó y se echó a reír. Entonces yo también lo hice. No lo oía reír desde mis dieciséis años. Por ende, ansié como nunca regresar.
—¿Y estás solo?
Había vuelto a respirar después de escucharlo reír, así que supuse que era hora de terminar con su entrevista y mis respuestas con poco más que monosílabos.
—No, estoy con alguien… especial, no sólo una compañía. Y estamos haciendo un último viaje por aquí.
—Oh… —Él también estaba tardando con sus respuestas—, ¿y luego… se separan?
Me abrumó que diera por hecho que se trataba de una pareja, aunque fui lo suficientemente obvio, él había respondido con una naturalidad que me ilusionó. Así que no me contuve, ya que lo había hecho incluso durante mis años con él y mamá.
—Espero que no —respondí con mayor informalidad—, creo que es nuestro último viaje para luego comenzar algo nuevo.
—Cómo desearía estar en esos planes también, Mika. Te extraño tanto, hijo.
Luego de un largo silencio en que contuve mis lágrimas por al fin escuchar lo que tanto había deseado desde mi adolescencia, respondí:
—Y yo a ti.
Y fue suficiente para ambos. Él comprendió al instante porqué lo llamaba, incluso los recursos que necesitaba que me enviara, y aún así no me lo echó en cara, porque me conocía lo suficiente para saber que no sólo se trataba del dinero. ¿Si me conocía así, por qué nos habíamos permitido perder tantos años? Podría haber tenido más de esto si hubiera soportado un poco más, pero no hubiera conocido a Harvey… Sin embargo, mientras secaba mis mejillas húmedas e ignoraba, sin darme cuenta, a mi padre, me di cuenta de que ahora comenzaba algo nuevo, en que los tenía a ambos. Que el futuro no podía ser tan desolador como lo planteábamos en los parques de San Francisco.
—¿Mika?
Me disculpé por estar tan ajeno a su conversación que a penas comenzaba.
—Siempre has sido así de ido, envuelto en todo el inmenso mundo que es tu mente… Mika, ¿por qué no vienes? Me encantaría recibirte a ti, y a tu novio también. Por favor, ven a visitarme y quédate todo lo que quieras. Quédense todo lo que quieran.
Entonces seguimos hablando hasta que mis monedas se agotaron. En aquel momento, no hubo rencores por reprochar, porque las palabras que él me había dedicado significaban que ahora todo había acabado, y las mías, que todo podría renacer entre nosotros.
Tenía un lugar al que regresar, además acompañado, no necesitaba nada más. Todas mis ansias de libertad me parecían un juego de niños, porque el vértigo de sentirme libre pero vacío me había aburrido en muy poco tiempo. Todos mis anhelos podían compararse con los de alguien anciano debido a lo convencionales que eran. Ahora ya no necesitaba nada más.
Regresé con la misma euforia hacia donde Harvey me esperaba, a un costado de la oscura ruta hacia Maxwell. Él sonrió ante mi felicidad y me abrazó con tanta fuerza que me levantó del suelo. Tanta felicidad comenzaba a avergonzarme, pero ni siquiera podía preguntarle de donde había sacado el cigarro que fumaba. Le conté sobre todo lo que mi padre proponía para nosotros en Nueva York, omitiendo la parte sentimental, esa preferí resumirla en 《ahora todo está bien》.
—Suena perfecto —respondió cuando le pregunté si estaba de acuerdo. Y parecía sincero, a pesar de haberme repetido durante todo nuestro viaje que prefería morir antes que aceptar una oferta de vida convencional. Besó mis labios con la suavidad inicial de nuestra historia, haciendo pequeñas pausas para susurrar sobre mis labios cuanto me amaba y deseaba lo mejor para mí.
En ese momento, lo único que pude desear, no fue llegar a salvo con mi padre, porque haber arreglado las cosas era suficiente para mí en ese entonces… sino que Harvey no estuviera complaciéndome por culpa, porque lo había juzgado, incluso lo señalé como asesino en la catedral. Lo abracé cuando se alejó de mi rostro y él comprendió, debido a la sincronía que entre nosotros creía perdida, lo que intentaba decirle.
—Está bien —dijo al devolverme el abrazo con mayor fuerza —. Salgamos de aquí —concluyó con la misma sonrisa, que le formaba unos hermosos hoyuelos en las mejillas, que me distrajeron ante sus verdaderas intenciones de, nuevamente, escapar.
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Flores sin raíces
RomanceHarvey y Mika son dos almas perdidas en un mundo sin sentido, luchando contra su propio pasado y buscando un lugar al que pertenecer. Harvey, con una familia fría e indiferente, y Mika, con una infancia llena de rechazo y abandono, encuentran en el...