2. Casi un yeyo.

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Me monté en mi carro, un poco exhausta con la jornada de hoy. Hace una semana me pasaron para el turno de la noche, después de meses trabajando en la mañana y eso, obviamente ha afectado mi rutina. Aunque he tratado de tomármelo bien, es inevitable el cansancio y las confusiones con las nuevas alarmas.

Ahorita tengo que pasar por el bodegón de Winston para entregarle la "mercancía" nueva y recoger a Harlen. Lo primero que noté al llegar fue a mi hermano recostado en cajas grandes de productos importados, y luego a mi papá saliendo de una puerta para dirigirse a la salida y verme estacionar el carro.

Son las siete y cuarto de la mañana, por ende el lugar aún no tiene clientela.

—Bendicioón —Deje un beso en su mejilla, rampándome un poco con su barba —Ahí traje una caja.

Me adentré al lugar y alzé a mi hermano entre mis brazos, notando ese olor a "mimadito" en su ropa.

—Perfecto, ahorita la metes en la maleta. Coño yo creo que puedes dejar a Harlen unos días más, o sea —Registró sus bolsillos buscando algo —Ese negocio empieza como en dos semanas —Sacó de su pantalón las llaves de su camioneta y me las pasó.

Caminé hasta el estacionamiento del lugar con Harlen persiguiéndome, saqué aquella caja y me dirigí al carro de mi padre.

—¿Qué negocio tiene que hacer mi papá?

—Negocios de viejos chochos y aburridos —Dije con una sonrisa en mi cara, tratando de distraerlo.

Un carro llegó al lugar y enseguida agarré la mano del catire a mi lado, colocándolo detrás de mí y abrí la maleta para deshacerme de la caja de Winston y por fin irme a mi casa.

—Pregúntale a Samantha qué es lo que quiere. Porque sino voy es a comprar cerveza y ya, mano —Del carro se bajaron tres chamos, muy diferentes uno del otro, por lo que dudo que tengan algún parentesco familiar.

—Ella quería Sevillana con Seven Up; y las amigas, mojito de fresa —Respondió uno con características indígenas en su rostro.

Dos de ellos llamaron mi atención, como si los conociera de antes, y estos no tardaron en notar mi mirada para nada discreta.

—¡Muévela, catira! —Mi papá se apareció por detrás de mí, quitando la caja de mis manos y metiéndola en la maleta con una rapidez absurda —Coño, pana.

Me fijé en la dirección en la que apuntan sus ojos, él también ve a los chamos, al indígena en específico, lo mira tan fijamente como lo hago yo.

Es una mañana fresca, y por estar en una montaña, hasta se puede apreciar una delgada capa de neblina en el ambiente. Pero yo empecé a sentir mi cuerpo caliente, las orejas me arden y un dolorcito punzante se instala en mis sienes.

—Voy a atender a los chamos, vete al apartamento —Cerró la maleta y se alejaron de mí —¡Harlen, ven!

Tuve que apoyar mi cuerpo en la parte de atrás de la camioneta y tomé un par de respiraciones largas tratando de aliviar todos estos repentinos sentimientos. Dentro del bodegón se escucha una charla que por más que trato, no puedo descifrar su tema.

Pero sí distinguí el apellido de mi papá salir de la boca de alguno de esos panas.

—Señor Coluccio.

—Soto, Jefferson, a tí no te conozco. ¿Tú no estuviste ese día, verdad?

Giré mi cuerpo para notar a esos cuatro mirándose con una incomodidad palpable.

—No, él —El negro giró su cabeza, observándome —no estuvo.

Caminé hacia mi carro aún sintiéndome agotada, pero un poco mejor y arranqué dejando a esos hombres tener su conversación, me imagino que de drogas o algo parecido.

Llegué tirándome en mi cama, me despojé de mi ropa con mucha flojera y sueño. El ringtone empezó a sonar, así que contesté.

Te olvidas de unoo —Saludó Brielle extendiendo la "o"

Jamás ni nunca, mi bella. Cuéntamelo todo —Me acomodé en la cama, poniendo la cobija sobre mí.

Estaba hablando con Heaven y salió el tema de los vídeos, y ajá, creo que consiguió un contacto. Pero habla con ella.

Ok, mi corazón bello, de todas maneras, pueden venir el miércoles y hablamos bien. Y le avisamos a Isa por si se quiere llegar.

Fuego, chefcita. Te amo, nos vemos el miércoles.

Pero en la noche, que tengo planes en la mañana.

¿Me estás montando cacho, Harper Ivanna?

Nada de esooo, voy a salir con Jambe y tengo sueño, voy a colgar. Chao, te aaaamo.

Tiré el teléfono a un lado enseguida terminé la llamada y me volteé disfrutando de la comodidad de mi cama.






































—¡Verrrrga, Harper! Deep throat y vaina.

—¡Yaa, manooo. Harper ya. Tienes que ir a la universidad mañana, menorrr!

No distinguía quien decía cada frase, pues sus voces sonaban distorsionadas. Mi mente solo estaba en el alcohol recorriendo mi garganta.

—La última y nos vamos, mi feo. I swear.

—Estás tan borracha que ya te vas a poner a hablar inglés, catira. Maldita sea.

Lo próximo que sentí fueron unos brazos rodeando mis piernas y como mi cuerpo caía sobre algún hombro. el suelo moverse lejos de la discoteca, pero eso era lo que yo menos quería.

Bájame, feeeoooo. Ahí quedaba una de anís.

—Ahí no quedaba nada, deja la mariquera. Dime donde queda tu apartamento que nos vamos.

—No te voy a decir.

—¡Melanni! ¡Donde vive Harper! —Él giró sobre su eje olvidándose que estaba borracha, y por ende, mareada.

—¡Ya, ya! yo te digo... Cuando me acuerde.

¿𝐖𝐡𝐨 𝐢𝐬 𝐁𝐢𝐠 𝐒𝐨𝐭𝐨? ━━━𝐵𝑖𝑔 𝑆𝑜𝑡𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora