02: Teatros

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"La única cosa peor que un mentiroso es un mentiroso hipócrita."

POV. Narradora omnisciente

Los días habían pasado como un pestañear, había tenido sus momentos buenos, malos y amargos como últimamente le pasaba, pero con ayuda de Ben y Klaus, que trataban de no alejarse de ella, logró superarlos. Aunque hoy, finalmente, era el día que dejaría la academia que la vió crecer durante un tiempo, para tomarse un respiro. 

El día había comenzado y como ya era costumbre, las ganas por no hacer nada y dudar de su existencia se hicieron presentes, pero un pensamiento fugaz de todas las personas que la amaban apareció en su mente, haciendo que le diera motivos para continuar con su día.

Pasados treinta minutos ya estaba lista y se dirigió al comedor donde ya se encontraban sus hermanos, que al verla le dieron una sonrisa, a excepción de la pareja que había en el lugar.

—_______!— dijo alegremente Klaus.

—Agh, si quiere la podemos seguir esperando por otra hora más su majestad— dijo sarcásticamente Vanya.

—Y-yo lo siento— respondió incómodamente la de ojos claros.

—Ya deja de actuar como una idiota al menos un día, acaso de te cansas de fingir? Ojalá jamás te hubieran adoptado, eres un estorbo para la academia, así que te sugiero que te vayas— habló está vez Cinco.

«Te dije que te quitaría todo lo que tienes, mi querida hermana» se escuchó en su cabeza.

Claro que sabía de quién se trataba, pero no quería escucharla, no quería que ella viera cuánto le afectaba sus comentarios, intentaba ser fuerte, pero… ¿Cómo iba a evitar dejar de lado todo lo que su gemela le decía? Era un martirio, porque quizás si fuera otro de sus hermanos el peso que tendría sería menor pero con ella… Con ella compartía la misma sangre.

—Número Cinco, compórtate y discúlpate con tu hermana— se escuchó la voz de Reginald.

—No pienso disculparme por decir lo que pienso. Ella no se merece una disculpa mía— la arrogancia de podía sentir no solo en sus palabras sino que también en su movimientos.

—Número Cinco, estás castigado…

—Padre, no importa…

—No necesito la ayuda de la hija favorita— dijo el pelinegro entre dientes.

—Cinco, ya cálmate, hay personas que sí queremos disfrutar nuestro desayuno— dijo un bastante irritado número dos.

—Vete a la mierda, Diego.

—Basta!– sentenció el señor Hargreeves –Todos se comportan de una vez y número Cinco, después del desayuno irás a mi oficina.

[…]

—Queridaaa!— decía Klaus entrando a su pieza.

—Hola Klaus– dijo cerrando su cuaderno –Tengo que decirte algo— admitió _____.

—Aceptaste, no es así?— le preguntó el castaño mientras se sentaba a su lado y le daba una sonrisa.

La castaña se sorprendió al inicio, pero después recordó que su padre le había dicho que sus hermanos habían hablado con él.

—Sí, así es.

—Pero no le dijiste la razón a papá, cierto?

—No– dijo apenada –Ambos sabemos que de ser así todo saldría mal, para todos y creo que Luther y Ali merecen un final feliz, no uno como el mio…

—_______!– su hermana volteó a verle –Deja de decir eso, él fue el idiota por no darse cuenta de la chica que tenía a su lado. Y sé que Vanya– al mencionar aquél nombre la chica se tensó pero su hermano no se dió cuenta de aquello –Es tu hermana biológica, pero eso no me importa, es una…

—Vale, Klaus, lo he entendido no tienes que decir algo más.

—_______, eres muy dulce y por eso la gente se aprovecha de ti, debes saber que la gente puede llegar a ser muy mala y por mucho que quieras ayudarlas no vas a poder, y lo único que vas a lograr es que tú también termines lastimada. Sé cuánto los amas pero debes pensar en ti primero, cariño– suspiró –Ocho, prométeme que no dejarás que nadie vuelva a lastimarte, eres una chica muy fuerte y no me gustaría perderte.

—Está bien, mi Klaus, te lo prometo.

—Bien, ahora dime, ¿Cuándo te irás?— preguntó curioso Klaus.

—Hoy… Por la tarde…— respondió número ocho apenada.

—Ah, vale, todo bien entonces… Espera– dio una pausa el chico castaño –¡¿Qué?! ¡¿Hoy?! Dios mío, ________, ¿Por qué no me dijiste eso antes?

—Quería disfrutar éstos últimos días con ustedes.

—¿Ya sabías que te irías desde hace días?– la castaña asintió lentamente –No puede ser, qué voy a hacer contigo– suspiró –Pues entonces tenemos que ir con los demás para organizar una pequeña despedida.

El chico tomó a su hermana de la mano y se dirigieron hacia donde se encontraban los demás, pero en el camino se encontraron a una personita muy especial. 

—______, sé que estás enojada conmigo por lo de Cinco pero él no tiene nada que ver, ésto es entre nosotras…– hablaba Vanya entre sollozos –por favor haz que papá deje salir a Cinco

—Eh… Y-yo…

—Basta Vanya, déjala en paz. Todos sabemos que él se lo merecía y tú eres una cómplice, no quieras justificar sus actos. No metas a ______ en ésto, ustedes la han hecho muy infeliz y en especial tú– la chica frente a ellos los miró con enojo pero aún con los ojos llorosos, tenía que seguir con el teatro sino ella se vería mal –Así que ve con esos cuentos a otro lado porque conmigo no va a funcionar.

—Hermana, yo…— intentó acercarse a la ojimiel pero su hermano se lo impidió poniéndose en su camino, cosa que ella aprovechó tirándose al piso fingiendo que Cuatro la había empujado.

Desafortunadamente, en ese instante Cinco estaba cerca de ahí y cuando Vanya lo alcanzó a ver hizo una pequeña sonrisa fugaz y dijo.

—Hermana, está bien si no me quieres ayudar, pero no debes de decirle a Klaus que me empuje— y nuevamente las habilidades actorales de la castaña salieron a flote.

Número Cuatro y Ocho se vieron extrañados pues ambos habían visto cómo ella se había tirado, pero lo entendieron una vez que escucharon la voz de su hermano pelinegro.

—Vanya!!– gritó –Pero es que ustedes son idiotas o qué? ¿Por qué la intimidan?– les dijo una vez que llegó al lado de su novia –Ocho, es que acaso aún estás celosa porque estoy con ella? Creí que serías más madura y aceptarías que no te amo y que mi corazón solo le pertenece a Vany— le dijo bastante enojado.

_______ se sentía como cuando todo esto había comenzado, ver a él chico que amaba siendo atento con su hermana, dándole el amor que alguna vez le juró claramente le lastimaba, y el presenciar la escena de ellos dos solo le dejaba una cosa en claro, Siete había vuelto a ganar.

Klaus estaba hecho una furia y estaba por darle un golpe a su hermano cuando por unos segundos vió a su amada hermana y esta se encontraba temblando, por lo que decidió que el golpe lo dejaría para después.

—________, vámonos, tenemos mejores cosas que hacer.

La chica tomó la mano que le ofrecía el castaño y sin decir palabra alguna lo siguió.

Lo que una vez fuimos • Five HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora