Preta (Versión Beta)

Prólogo

Hace 1125 años

Las salas del palacio imperial estaban llenas de gente, el Gran Emperador estaba a punto de completar el ritual que había preparado durante cientos de años, el culmen de su civilización, la meta originaria por la cual se establecieron las gens y habían llegado a estas tierras desde muy lejos. Desterraron de sus dominios a los disidentes, criminales y traidores, y unificaron lo que antaño fue un cúmulo de distintas naciones en conflicto, todas de procedencias igual de remotas, en un único, dorado y glorioso reino.

Habían fundado el Reino eterno con una única función, y hoy, en esta misma sala, se iba a lograr esa meta que había consumido ya dos mundos antes que este. El mayor anhelo de la humanidad, el mayor sueño posible visto por la estirpe del Arbiskar, de los descendientes de aquellos que huían de las bestias ocultándose en cuevas. Iban a poder por fin vivir sin miedo, y el precio ya había sido pagado.

Milenios de pruebas, experimentos, y cientos de años para perfeccionar la forma de lograrlo, ahora todos juntos aquí, reunidos, como una gran familia, las seis gens por fin habían logrado lo que se estableció cuando pisaron la tierra de esta basta roca, este terreno virgen que lograron hacer florecer, y ahora, habían preparado.

La felicidad se sentía en la sala del Gran Trono Dorado, el emperador eterno, pronunciaba alegremente su discurso mientras todos los representantes de los seis gens lo seguían como una procesión. Solamente el Patriarca de Punt no estaba en aquella sala. Aunque había enviado a su hijo mayor al evento. Se habían reunido casi todos los súbditos del reino en la ciudad capital, y las festividades llevaban realizándose durante casi una semana. Era una fecha histórica a fin de cuentas.

El Gran Emperador se acercó al centro del círculo ritual, trazado con la sangre misma de Ivh, el último paso del ritual debía ser llevado a cabo. Tanto el emperador como los representantes hicieron un pequeño corte en sus palmas y dejaron caer la espesa sangre que corría por sus cuerpos en el centro del círculo. Habían preparado todo para este momento, habían edificado cada una de las balizas, cada punto crucial había sido hecho y cada estructura había sido edificada respetando los patrones cósmicos. Era el momento de conseguir la trascendencia.
Hubo silencio en la sala.

Todos miraron a los lados esperando que pasase algo.

Una anciana se desmayó en una aldea más allá del Gran Desierto sin Sol.

Un guerrero en las Islas de la Niebla en el sur se quedó ciego y gritó.

Un sonoro "crack" sonó en el cielo.
La tierra se resquebrajó y el mundo mismo aulló de dolor.

Los océanos se evaporaron y las costas se desbordaron.

El velo se rompió y tanto el sol como la luna decidieron alejarse de su madre.

Un alma recién nacida lloró de dolor al sentir su cuerpo desmoronarse en sí mismo.

En pocos instantes las estrellas se filtraron por las grietas.

El agua chorreaba por el borde del mundo y los continentes se desencajaron.

En menos de un pestañeo el mundo llegó a su fin. Había vuelto a salir mal.