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El primer día en aquel lugar no era tan malo como Jisung pensaba, despedirse fue algo bastante confuso, no dijo ninguna palabra cuando se fue de su departamento, solo recibió el abrazo de su madre y de Felix antes de que el auto lo llevara hasta una casa fuera de Seúl. Un lugar lejos de la ciudad, con mucha naturaleza y tranquilidad.

Jihyo, la psiquiatra, le mencionó durante el viaje que el lugar no era un centro psiquiátrico como él pensaba, era más bien una casa de ayuda, no atendían personas con enfermedades mentales, solo aquellos que deseaban recibir algo de apoyo fuera de su hogar y también dentro recibían ancianos que guardaban reposo.

La casa era grande, el personal vestía un uniforme celeste y aquellos estaban a los alrededores no se veían como esos pacientes en ropas blancas y despeinados.

-Te dije que no es como piensas- dijo ella estacionandose para salir del auto.

Estaba al fin lejos, Jisung bajó del coche para sacar su maleta, aún bastante sorprendido de ver el lugar y las personas que ya estaban curiosas de su visita. Fue llevado hasta su habitación en un segundo piso, un cuarto con cama, escritorio y clóset, los baños eran compartidos y el comedor también pero había posibilidades de comer individualmente en cada habitación.

Tenía a un personal, una muchacha joven que iba a atenderlo si lo necesitaba, que se encargaba de recordarle a él y 7 personas más sobre sus terapias y quizás algún medicamento. Aún no se acostumbraba, no salió mucho de su habitación y no le permitieron colocar cortinas ya que dijeron que la luz era lo mejor para él.

Así es como pasó un día entero, acostumbrándose, sin poder hablar con nadie aún, hasta el siguiente día donde tenía que salir rumbo a la oficina central encontrándose nuevamente con Jihyo quien estaba haciendo anotaciones.

-Que bueno que llegaste Jisung, puedes sentarte.

El rubio se frotó el cuello y tomó asiento mirando por todos lados, el escritorio repleto de libros atrás, algunas cosa de psicología por la mesa, una bonita decoración y el ambiente calmado, iluminado, con una gran ventana a una parte del jardín.

-¿Cómo has estado? ¿Pasaste bien la noche?.

-Un poco.

-Ya te acostumbraras, tampoco pido que lo hagas al instante, todo toma su tiempo- ella termino de anotar algunas cosas y luego volvió a verlo -¿Quieres agua? ¿Prefieres echarte?.

-Así esta bien, el sillón es muy cómodo- dijo él apoyando la espalda.

Un silencio de segundos apareció repentinamente, el omega no estaba seguro de qué cosas necesitaba hablar y aunque solo quería irse, estaba también consciente que tenía que poner de su parte.

-¿Tienes una buena relación con tu madre verdad?.

Jisung asintió, sin mirarle a los ojos y más concentrado en una cosas que estaban en la mesa.

-¿Sientes que has tenido una infancia feliz?.

La pregunta hizo eco en su cabeza, preguntándose lo mismo, no sabía como referirse a su infancia, habían momentos agradables y desagradables.

-Supongo.

Jihyo no dejaba de observarlo -¿Supones? ¿Tuviste momentos que hubieras querido no pasar?.

-Como todo niño, solo fui criado por mi madre y mis abuelos, nunca conocí a mi papá, no era tan extrovertido en la escuela así que era difícil hacer amigos siendo tímido.

-¿Sientes que te hubiera gustado tener a tu padre contigo?.

-No, bueno... quizás como todo niño si hubo momentos en los que sentí que me hacía falta pero era lo suficiente inteligente para darme cuenta y mi madre siempre fue sincera conmigo.

𝓥𝓲𝓮𝓷𝓽𝓻𝓮 𝓭𝓮 𝓐𝓵𝓺𝓾𝓲𝓵𝓮𝓻  ¦¦  𝓜𝓲𝓷𝓼𝓾𝓷𝓰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora