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Habían pasado casi cuatro años desde la última vez que Keisuke y Chifuyu mantuvieron una conversación decente y libre de discusiones o insultos.

Durante todo este tiempo Keisuke hizo todo lo posible por evitar a Chifuyu, mientras que este fingía que el hecho de que su mejor amigo, que a su vez era quién le había gustado desde que se conocen, se alejase de él sin decir una sola palabra de por medio. En un inicio, su mente ingenua y confiada le hizo creer que sólo sería algo temporal, que Keisuke volvería eventualmente y todo volvería a ser como antes.

Por supuesto, esto jamás ocurrió.

El tiempo fue pasando, con Chifuyu quedándose tan atascado en el pasado que no notó que su último año escolar había llegado en un suspiro, aprisionándolo entre un montón de decisiones y obstáculos que, en realidad, no deseaba tener que pensar ni escoger. Aún tenía diecisiete años, ¿por qué debía escoger su carrera? ¿Por qué necesitaba escoger una universidad para estudiar? ¿No podía ser tan simple como cambiarse de escuela y ya? No lo entendía y, para ser sinceros, no deseaba hacerlo tampoco.

Sin embargo, cuando Takemichi llegó a su casa en vacaciones, a menos de tres semanas de volver a las torturosas clases, con el sol brillante y el calor sofocante, fue que se dio cuenta de que seguir así no era sano; debía cambiarlo.

Se decidió a crear nuevas metas, alejadas de todo lo que tuviese que ver con sus antiguos (y estúpidos) planes hechos junto a Keisuke Baji y su recuerdo borroso.

¿Mantener una tienda de mascotas junto al pelinegro? Ni hablar, él deseaba estudiar aviación, hacer un curso para dirigir aviones y ser el mejor piloto del mundo. Quería viajar por tantos países como pudiese, incluso si no era para turistear realmente; él sería feliz simplemente observando el vasto cielo y sus diferentes climas.

¿Adoptar tres gatos además de Peke J? No. Él tomaría a su mascota y lo llevaría lejos del complejo de departamentos, hasta la ciudad en donde estudiaría. Quizás agregaría a un cachorro en su pequeña familia.

¿Que a Keisuke no le gustaban los perros? Le daba igual, él ya no estaba en sus planes.

Su próxima meta era escoger una universidad. No tenía muchos requisitos al momento de esto, sólo quería que esta fuese buena y lo suficientemente barata como para que él y su madre pudiesen costearla sin mucho problema.

El segundo requisito era bastante simple: que estuviera lo más lejos posible de Keisuke.

No quería volver a verlo. ¿Le tenía rencor? Quizás, pero no permitiría que eso influyera en todo lo que había construido hasta ahora.

Él era grande, tan pudiente como cualquier chico de su edad, así que no necesitaba su compañía. Tenía a sus propios amigos y estaba bien con eso, incluso si su antiguo grupo ya no seguía a su lado. Las amistades no son eternas y él eventualmente tendría que aprender a avanzar por su cuenta.

[. . .]

Las vacaciones pasaron mucho más rápido de lo que esperaba, pero estaba completamente seguro que este año estaría bien. Sus nuevas metas lo mantenían motivado para avanzar a través de todos los desafíos que le aparecían por delante.

Fue capaz de tachar un par de líneas del temario del examen de admisión durante las vacaciones, adelantándose a un par de clases que recibiría durante el primer mes de clases. Algo que, junto a Keisuke, jamás habría logrado.

Quizás haber perdido su rastro por completo no había sido algo tan malo, sino que una forma de ayudarlo a avanzar.

Un suspiro agotado escapó de sus labios cuando pasó por las puertas del salón, con la pesada mochila colgada en el hombro y la espalda encorvada por el cansancio. Jamás había sido una persona madrugadora, pero detestaba llegar tarde a cualquier lugar, incluso si este era la escuela.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2022 ⏰

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Troublemaker ¦ BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora