Fui entregado como un obsequio para el alfa de la manada Kim. Sin familia, sin voto sin voz, me entregaron para complacer las nesesidades de un alfa que no conocía de alguien a quien no amaba
Llegué al reino siendo el octado concubino. Y sin esper...
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—tranquilo Minki, no te pasara nada, nuestro rey sabrá que hacer. El no permitirá que te arrebaten de su lado nuevamente
—hermana, no me quieren a mi, quieren a mis hijos, yo no importo
—nuestro rey no dejara que se lleven a los príncipes — le prometió
Al poco tiempo el rey llego para calmar los nervios del omega
—Minki
—¿Dónde están?. ¿nos encontraron?, no dejes que se los lleven
—Tranquilo. — beso la frente del omega —Todo está bien, he ordenado que se retiraran. No volverán. No los volverás a ver
—¿lo que dice es cierto?
—Todo el reino ya seguido los ordenes. Ya no tienes de que preocuparte
Los ojos de Minki se llenaron de lágrimas, las cuales inevitablemente comenzaron a brotar deslizándose en sus mejillas
—gracias — decía entre lagrimas — gracias por salvarme
—gracias por esperarme y no guardarme rencor
—que lindo eres cuñadito — añadió la hermana del omega, volviendo a interrumpir
—solo por hoy te dejare llamarme así
—que tonto rey — se quejo
—mi rey — llamo un guardia desde fuera
—¿Qué pasa?
las puertas se abrieron dejando ver a aquel guardia
—se ha enviado la carta, como a ordenado
— bien. puedes retirarte
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A pesar de que Mi rey busco incluso hasta debajo de las piedras no había pistas de Minki y los niños. Quería pensar que ellos en verdad estaba bien, había ocasiones en las que me culpaba de esto, comencé a dudar de ellos. ¿había hecho lo correcto?
—mi señor — me llamo la criada que tenia. Ahora era diferente, cambiada cada día y nunca era la misma, no se el motivo. Los últimas dos que tuve me dijeron que tuviera cuidado. Ya nada era seguro.
