Entre los muros (Editando)

Capitulo 5

Caminé los más rápido que pude para llegar  a dónde estaba Beth. Al verla,  sentada en la segunda fila de las mesas en donde almorzamos. Me acerco a su lugar y me paró frente de ella. 

—Beth—llame a mi amiga—debemos irnos —ella  se levanta  de  su  asiento y me sigue.

Íbamos caminando y hablando de que podemos hacer si de verdad es una  trampa, pero mi boca se cierra de repente  cuando el primo de Beth  nos intercepta a medio camino.

—¿Ustedes para donde piensa ir tan de prisa y mas tu Beth?  — Nos pregunta de repente haciendo que  nos miremos entre nosotras.

Miro al chico que está parado frente a mi, el que hace que corazón comienza latir desenfrenadamente, y que  mis ojos no dejan de destallarlo. Ese chico  hace que me suba la presión sin nisquiera hablarme.  A veces puede ser molesto tener estos sentimientos. 

—Vamos a caminar Logan—Responde mi amiga— ¿Por qué?.

—Por qué necesito hablar con luz— mi cabeza hace corto circuito a escuchar lo que salió de sus boca.

—¿Ahora?— pregunta maya al entender mi situación. 

—Si—responde el.

— Es que ahora no puede logan — le dice Beth tratando de sonar apenada.

—¿Por qué? — se cruza de brazos haciendo que Beth me pellizque tratando de  que salga de mi estado. La miro indignada por la acción y ella me me hace seña con los  ojos para que responda.

—Por que debemos de ir a la biblioteca  por unos libros— Respondí.

Buena idea cerebrito

No le  hice caso a mi cabeza cuando  logan me responde. 

—¿libros?—me pregunta con curiosidad —Y  ¿para que?

Mi cabeza me da vueltas de solo pensar  en una solución, pero mi brillante amiga me salvo el culo.

Amo a esa chica. 

— Son unos libro que usamos para leerlo  mientras  tenemos tiempo libre—Responde Beth— ya que estamos  entrenando y  haciendo nuestras tareas  antes de postularnos para los nuevos  escuadrones.

Y si que te lo salvó ¿no?

no entiendo el  porque  mi conciencia no cierra el pico. 

—Esos es bueno—dice mostrando una  sonrisa—  ¿cuando entrarán?

Este hombre no sabe mantener la boca cerrada. Pienso rápido una solución. Pero a los lejos se escucha el  silbato que dice que ya es hora de volver a su puesto. 

Salvada por la campana

—¿A que hora nos vemos?
—me pregunta  de repente.

— A las ocho podría ser  —responde Beth  dándome un toque para que yo asienta.

— De acuerdo luz, nos vemos más tarde.  — lo veo  irse por el pasillo. Sin embargo caigo  en  cuenta que a esa hora mi abuela estará en la casa de del señor colleen, y  yo estaré totalmente sola.

Mierda y ¿ahora que haremos?

Y tú de qué te preocupas si soy yo la que esta jodida ¡Dios mío sálvame!

— !Oh Dios mío! — Exclame mirando a mi mejor amiga con horror — acabas de  firmar mi sentencia de muerte. Mi cabeza no procesa lo sucedido.

Pues creerlo. estamos jodida pendeja