𝕬𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻
❞︙𝗘n el mundo había muchos cambiaformas de cualquier especie separándose en Omegas, betas y Alfas.
︙TaeHyung era un cambia formas de pollito, muy curioso, valiente y tierno; Esa curiosidad lo lleva a encontrarse con un Alfa mi...
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JungKook había salido del hospital después de pasar toda la mañana y tarde con TaeHyung el cuál seguía curioso por la llamada de la madrastra del pálido.
El mencionado llegó a la puerta de su hogar y la abrió, camino directo a su habitación; abrió su closet del cuál sacó una mochila lo suficientemente grande para varias ropas y empezó a meter las telas.
No estaba dispuesto a dejar que Jonne manipulara su vida cómo lo hizo con su padre, no estaba dispuesto a abandonar Corea, no estaba dispuesto a abandonar a TaeHyung.
En especial a Kim, él era su destinado, era la persona que la diosa Luna había elegido para pasar el resto de su vida y la persona que no lo juzgaba por ser cambia formas de un animal casi extinto.
Cuándo en la mochila no cabía más ropa, cerró el closet y de paso la mochila.
De un momento a otro, los recuerdos de su infancia con sus padres lo empezaron a atacar, hasta llegar a uno en especifico, el día de la muerte de su madre.
[🦁Tiempo pasado🦁]
Muerte de la madre de JungKook.
Una mujer de piel pálida, ojos azules hermosos, cabello negro que le llegaba hasta la cintura un poco rizado, labios delgados y traía puesto un vestido de algodón de color crema.
—¡Mamá! — un pequeño niño exclamó entrando hacia la casa con un jarra lleno de jugo de mandarina.
La mujer sonrió al verlo — ¿Qué pasó, Kook? — preguntó arrodillándose para poder estar a la altura que él pequeño.
— la señora fea — habló el infante pero fue callado con un pequeño "No le digas asi" de parte de la mujer.
— Esa señora te manda esto~— dijo y le entregó un jarra que contenía el jugo de mandarina.
La omega lo recibió y no pudo evitar sonreír, las mandarinas eran su fruta favorita.
—¡Dile que gracias de mi parte!
El infante asistió y se dirigió a la casa del señor para agradecerle.
La fémina se paró correctamente para poder dirigirse a la cocina; agarró un vaso de cristal y después vertió el jugo en el hasta que se lleno casi todo.
Asentó la jarra y agarro el vaso para poder degustar del sabor de la mandarina, lo llevó a sus labios y bebió.
El sabor era demasiado bueno y no pudo evitar gastárselo para después volver a servirse; cuándo se gastó todo el líquido dejó el vaso en el fregadero.
Salió de la cocina para ir de nuevo a la sala, el pequeño estaba a punto de llegar cuándo oyó un gran estruendo; entró a su hogar dónde encontró a su mamá tirada en el suelo con muecas de dolor en el rostro.
— ¡Mamá!
JungKook corrió hacía el cuerpo de su madre al cuál quería hablar pero la sangre que salía de su boca no la dejaba.
El lazo que sentía con su mamá se iba debilitando poco a poco y eso solo significaba una cosa, la muerte.
—Mamá, m-mamá... — susurró JungKook tocando la cara de la mujer que estaba perdiendo la vida frente sus ojos.
— N-no llores, K-kook... — susurró la mujer con una débil sonrisa tratando de calmar a su hijo; con esfuerzo elevó su mano para poder quitar las lágrimas que bajaban de las mejillas de su hijo.
Pero a medio camino su mano se cayó.
— ¿M-mamá?... ¿Mami?...
JungKook empezó a sacudir el cuerpo de la ya fallecida mujer entre lágrimas — Mamá, m-mamá, despierta... — susurraba aquel niño con el corazón hecho pedazo al ver que su mamá no despertaba.
Presenció la último momento de vida de la mujer que le dió la vida
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