Memories

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DAILA JONES.

Bueno, aquí vamos de nuevo.

—Arriba, floja.

—Solo cinco minutos más.

—Daila, vamos. Estas a nada de terminar el ciclo escolar.

—Mamá, déjame faltar hoy –rogué a mi madre.

—No puedo hacerlo.

Una última mirada amenazadora sale de ella antes de irse de mi habitación.

Me giro un poco para tomar mi teléfono y desearle los buenos días a mi linda rubia. Y al beisbolista, muy importante.

(...)

—Adiós cariño, iré al supermercado. Regresando de la escuela te tocara estar sola. Hoy tu padre y yo no estamos.

Fue lo último que grito mi madre antes de irse. El primero de Junio de cada año, mis padres se iban por un día entero. Nunca dijeron a donde, solo desaparecían.

—Buenas —una voz femenina se escucha desde la entrada de la casa.

—Por fin llegas —dije mientras le daba un mordisco a mi manzana.

—¿Apenas estas desayunando? —un asentimiento leve salio de mi parte.

La rubia solo rodeo los ojos y se dirige a la nevera para tomar una caja de leche.

—Que bueno, así desayuno contigo porque salí apurada de mi casa.

Una pequeña risa de mi parte, después fue seguida por una de Enith.

—Te cuento que ya tengo mi temática de cumpleaños número 15 —hablo la rubia mientras se servía un poco de cereal con leche.

Enith era parte de la familia, mi casa es su casa. Ella puede llegar cuando sea, tomar lo que sea, entrar cuando sea. Justo como lo hizo hace un momento.

Enith se ganó la confianza de mis padres muy rápido, creo que ya hasta me quieren cambiar por ella. Hace unas semanas la querían adoptar.

15-MAYO-22•

—Como decía... ella lo miró a los ojos y le dijo "eres un jodido imbecil". Volteo bruscamente y jalo los cabellos de la metidita esa.

—¡¿QUE?! —mis padres y yo atentos a los que decía la rubia.

—Así como lo escuchan.

—¿Entonces no hay más boda? —Habla mi madre más interesada en el tema.

—Uh uhm —negó mientras metía un poco de pasta a su boca.

—Me parece muy desconsiderado de su parte, después de todo lo que hicieron por el.

—Es lo que le digo Hector —habla Enith dándole la razón a mi padre—. Pero al menos por fin la tía Amy sabe la clase de basura que era su ex futuro esposo.

—Bueno, estaba más que claro que era un infiel mujeriego —hable yo esta vez.

—Exacto, la tía Amy por fin se dio cuenta de la burla que le ponía su mejor amiga y su futuro esposo. Sacó su lado perra en la fiesta, ese lado no se lo conocíamos.

—Muy mal, ese tal Edgar es un patán —todos asentimos y le dimos la razón a mi madre.

Enith y yo en una conversación de adultos, pareciera algo aburrido, pero no lo es. Los adultos tienen buenos chismes.

—¡Ah!... tengo la mejor parte —toda nuestra atención fue a la rubia.

—A ver, suelta la sopa —mi padre chismoso como siempre.

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