Historias y One--Shot de Peter Parker

Dentro del sonido del silencio

"Realmente no estoy de humor para payasos y globos..." Peter gruñó. Luchó para quitar las manos de May de su corbata mientras Pepper y Happy intentaban animarlo a ir a la fiesta que los Vengadores le habían organizado. Estaban celebrando que finalmente se graduaría de la mesa de niños y se convertiría en un miembro oficial (adulto) del equipo.

Últimamente, había tenido lo que parecía una crisis existencial: era un estudiante universitario mediocre de tercer año, un fotógrafo mal pagado y un justiciero en la banca en un equipo de superhéroes. Nadie lo tomó en serio; ni sus compañeros de equipo, compañeros de clase, ni el editor del periódico a quien siempre intentaba vender tomas exclusivas de los vengadores en batalla.

Ser un supuesto adulto apestaba:

El hecho de que se había atrasado tanto con el alquiler hizo que el propietario lo echara del contenedor de basura al que llamaba hogar y ahora estaba de regreso en May's en su antigua habitación. La forma en que estaba tratando de hacer malabarismos con sus deberes de Spider-Man mientras mantenía un horario de clases de tiempo completo lo hizo fracasar en la escuela.

Parecía que no importaba cuántas decisiones adultas quisiera tomar, la vida siempre lo trataba como a un niño y todo resultaba contraproducente.

Cuando era solo un adolescente, la idea de convertirse en un vengador significaba mucho para él: las dos veces que Tony lo había recibido en el equipo lo hizo sentir realizado, incluso si la primera vez había sido una trampa y la segunda una última. complejo.

Hoy, esa fiesta de cumpleaños anticipada no significó una mierda: tenía muchas cosas en mente y solo quería que lo dejaran solo.

Además, realmente no le importaba cuántas velas habría encendido el pastel que lo esperaba, sabía que solo les tomaría cinco minutos tratarlo como a un niño nuevamente.

Los tres adultos tuvieron que empujarlo hacia adentro. La fiesta se llevó a cabo en HeadQuarters, donde el equipo había convertido el centro de convenciones en un centro de fiestas.

Peter miró a su alrededor, todos sus compañeros de equipo estaban allí. Sus ojos estaban ocupados escaneando la habitación tratando de encontrar una salida fácil y tranquila para alejarse de allí. El joven se perdió cómo todos lo saludaban y lo felicitaban mientras se alejaba para tratar de encontrar una habitación vacía en el edificio.

Sus ojos casi no vieron a la rubia en el sofá junto a la escalera. Dejó que el rabillo del ojo registrara su ayuda en su camino hacia el segundo piso.

Carol tomó un último sorbo de la bebida que tenía en sus manos y dejó el vaso en el posavasos colocado sobre la mesa frente a ella.

Se arregló el minivestido vaporoso blanco crema que llevaba esa noche. No era nada demasiado elegante, pero aún así era perfecto para la ocasión. La tela se adaptaba perfectamente a su forma y complementaba cada curva de su cuerpo. Los tacones dorados que llevaba le daban la bienvenida a cualquiera que se atreviera a mirar desde los dedos de sus pies hasta cada centímetro de sus largas y firmes piernas.

Carol arregló sus mechones sobre su hombro y casualmente se excusó. Siguió el camino que Peter había tomado hace apenas dos minutos hasta una oficina oscura y silenciosa al final del balcón que dominaba la fiesta.

Peter se balanceaba de izquierda a derecha en la silla de la oficina cuando el crujido de la puerta interrumpió sus pensamientos.

"Lo siento, pensé que esto era el baño". Carol se golpeó juguetonamente la frente.

"Creo que eso está en el otro extremo". Él ofreció.

El joven inclinó la cabeza ante la idea de Carol entrando en la oficina y cerrando la puerta detrás de ella.