Introducción

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Creo que empecé a enamorarme de Ian a los 16 años.

Fue un miércoles cualquiera, en el instituto.

Sabía cuánto me estaba esforzando para conseguir un aula de arte en condiciones y justo ese día no fui a clase por tener una gripe de caballo.

Entonces, mi amiga me mandó una foto de la increíble protesta que montó Ian.

Sabía que a él no le interesaba mucho el arte, él era más de pasarse las horas libres en la sala de música.

Y también sabía que no era muy bueno con la comunicación entre seres humanos.

Más tarde entendí por qué lo hizo.

Aquel día, nuestros caminos se juntaron sin saber que, en poco tiempo, uno de los dos daría el primer giro a la derecha y el otro seguiría todo recto.

Todo lo que quiero decirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora