—¿Cómo que te vas a poner a trabajar, Edan? no me puedes dejar sola... —me quejo, quiero seguirlo viendo aún cuando salga de la escuela y no estar simplemente esperando al vecino para platicar.
Él solo niega con mala cara.—Sí puedo —espeta con una voz molesta y dura —. Tengo que ayudar a mis hermanas a tener útiles de escuela, ocupan libretas y libros —se pone a ver los recibos de su casa, a lo que hace un gesto y sigue contestandome —. No siempre voy a tener que pedirles caridad a ustedes... Además... Quisiera tambien pagarles por lo que nos han regalado.
—¿Qué pasó...? Tienes un muy mal gesto, ¿pasó algo...? —lo miré con una cara preocupada, porque cada que hace una cara o gesto como el que hizo, recientemente, sucede algo con él, estoy aprendiendo a conocerlo.
—Si no pago el recibo de la luz y del agua la van a cortar aproximadamente mañana...
—Te puedo ayudar dándoles agua de mi casa... La luz puede haber si pones velas —me puse a pensar en soluciones, para que no se queden sin agua, que es lo casi más importante de una casa, contando también la luz.
—Sabes, no lo había pensado —me gira los ojos de mal humor, a lo que le di un pequeño golpe en las costillas, y respondio con una sonrisa sarcastica.
Miro los recibos de cuentas que debe pagar:
£850
£760
Por suerte la renta era más barata, pero debían tres meses, aproximadamente.
£3,150
En total = £4,760
Y dura tiempo en conseguirse..
—Te puedo ayudar con la luz... Puedes pedirle ayuda a mi padre, es... —iba a acabar de decir mi frase, pero, no me dejo completarla solo para decir que "No". Como siempre.
—No Celia, gracias, trabajaré y podremos irnos de aquí, yo y mis hermanas... —junta ambas de sus manos, recargadas en la mesa, poniendose a pensar, en cómo ganar ese dinero en pocos días —. Algún día.
—Espero no lo hagas —agarré su mano y trate de sonreirle con ternura —. ¿Qué pasará conmigo...? —él aparto mis manos de las suyas.
—No se, pero yo sí tengo una necesidad real, Celia —me mira con una mirada agotada, con ganas de ahorcarme, pero, sé que no lo hará... Solo le hago ganar un poco de estrés con mis cosas.
—Ya ojitos azules —lo agarre por la barbilla mientras hacia que nuestras miradas se juntaran —. No me mates con la mirada —me mira con una mala cara al comentario que hice, pero gira los ojos parándose de la silla.
—No me pongas apodos Celia —dijo con una voz firme —. Déjame en paz —hago un puchero —. Me voy a mi casa, nos vemos mañana.
Se acerco a la puerta, abriendola y por fin saliendo de mi campo de vista.
Pobre, tiene que trabajar y yo estudiar.
°°°°°°
Cuando llega mi padre del trabajo me pongo a platicar con él de cosas del bachillerato, y de Edan, ya que habiamos empezando a hablar de chicos.
—¡A que no sabes qué papá! —le interesa saber y se sienta en el sofá mientra yo estoy contándole mis cosas y las de personas ajenas —. Él vecino va a trabajar.
—¿Cómo sabes eso Celia..? —abrí la boca, pero pronto la cerre y lo mire con los brazos cruzados.
—Él me lo dijo, además, ya sabes que nos hicimos buenos amigos, aunque le moleste mi apego, me cae tan bien, tiene algo que me dice "¡Lo quiero como amigo!".
ESTÁS LEYENDO
Te quiero Celia.
Short StoryEsta no es la típica historia de amor adolescente. Celia se enamora del vecino de su padre, y el chico también, solo que pasan cosas más en el camino del amor, la muerte. Ella se dará cuenta que a veces si hay que fijarse en las malas apariencias. (...